‘Batec’, un espectáculo musical inspirado en cuatro generaciones de mujeres
La compañía Calajo estrena la obra en la Sala Trono, que se articula alrededor de una cocina y las relaciones familiares
Una cocina y cuatro mujeres de una misma familia, pero de diferentes generaciones. La llegada de una misteriosa urna alterará las relaciones entre estas: bisabuela, abuela, madre e hija.
De estos vínculos nace el espectáculo de teatro musical Batec, de la compañía Calajo, que hoy, 3 de marzo, estrenará en la Sala Trono de Tarragona a las 18 horas. Las entradas están disponibles a través de la página web www.salatrono.cat/temporada-primavera/batec.
Batec reflexiona sobre las herencias familiares que viven en los personajes y el papel de la mujer dentro de las familias. Al respecto, Candela Díaz Sanz, creadora del espectáculo, e intérprete junto a Gracia Fernández y el guitarrista Antonio Zarco, explica que «en el espacio de una cocina, el público podrá ver qué relaciones tienen las cuatro mujeres entre ellas, independientemente del hecho que la urna esté allí; aunque ha fallecido, la bisabuela también forma parte del juego.
Entonces, bajo la dirección escénica de Marc Vilavella y la dramaturgia de Georgina Castillo, Batec se adentra en el mundo interior de cada una de ellas. Asimismo, Candela Díaz Sanz hace hincapié en que «en ningún caso queremos mostrar el aspecto social de la familia perfecta, sino todo lo contrario; queremos mostrar el trasfondo de una familia con todas sus cosas buenas y todos sus momentos malos».
Por otro lado, la cocina tiene un significado especial para la también creadora de Batec. «Teniendo en cuenta mi interés por las cosas importantes y esenciales de la vida, elegí que la trama sucediera en el entorno de una cocina porque es un espacio que nos conecta con nuestras raíces familiares, y para mi siempre ha sido un lugar seguro, así como de reunión y de intimidad».
En este contexto, Candela Díaz Sanz y Gracia Fernández hacen un doble papel en el escenario. «El reto de interpretar dos personajes a la vez es que, además de ser un ejercicio virtuoso, nos permite demostrar como se trasladan las herencias familiares de una generación a otra; también ha sido un ejercicio comprometido a nivel energético y físico».
Todo ello da lugar a que, en palabras de la intérprete, «el público pueda entender la realidad de cada uno de los personajes, teniendo en cuenta su experiencia de vida». Así, del carácter de la bisabuela destaca que es «salvaje; de la abuela su personalidad estricta consigo misma y los demás; de la madre que vive en constante desequilibrio; y de la hija su firmeza».
Idiosincrasias que laten al ritmo del pandero cuadrado, instrumento que acompaña a las protagonistas en escena. «Cuando por primera vez escuchamos el sonido profundo del pandero cuadrado sentimos que nos conectaba con el corazón, y cuyo latido también nos vincula, de una manera muy pura, a nuestra raíz maternal».