Anna Sabaté: «La expresión artística ayuda a controlar el pensamiento neurótico»

La tarraconense se inspira en el teatro y el movimiento para potenciar el desarrollo personal y la conciencia. Opina que «la creatividad, con el ritmo de vida que llevamos, está quedando machacada»

Un canal de expresión, comunicación con el mundo y de acercamiento a sentimientos y emociones. El medio más efectivo y creativo al servicio del autoconocimiento y crecimiento personal que jamás haya conocido. Esto es el teatro para Anna Sabaté (Tarragona, 1972). La actriz y formadora se inspira en las artes escénicas para potenciar el desarrollo personal y la conciencia. En 2019 inauguró la escuela de Artes Escénicas Espai Philae, en Barcelona.

Los beneficios de la formación teatral van más allá de los actores y las actrices.

Todas las disciplinas que tienen relación con las artes escénicas, como la consciencia corporal, la danza, el movimiento, el canto, la creatividad, la oratoria... aportan beneficios a todas las personas, más allá de los actores y las actrices. Son un punto de partida para explorar la condición humana y aquello que interfiere en nuestro fluir en la vida. Las artes escénicas ayudan a madurar, crecer, comprender, saber cómo funcionamos... Todo ello significa ir más allá de las creencias y los pensamientos.

¿Qué tiene el arte para despertar esta conciencia?

El arte es un lenguaje analógico, es decir, que trabaja con símbolos y metáforas que llegan más rápido al inconsciente. El hemisferio derecho del cerebro necesita estímulos porque nos pasamos la vida desarrollando el hemisferio izquierdo, como consecuencia de una premisa logicomatemática.

¿Cuál es el impacto de las artes escénicas en el cerebro?

Alcanzan zonas a las que desde los procesos cognitivos no podemos llegar. Por ello, nos hacen descubrir nuevos aspectos de nosotros mismos y de los que, tal vez, no somos conscientes. Peculiarmente, las artes escénicas trabajan con todas las dimensiones del ser humano, desde el trabajo corporal hasta el vocal, el emocional... El instrumento es el propio cantante, bailarín, artista... Esto hace que tengamos una mayor capacidad de modelaje y de plasticidad neuronal. Como personas, podemos redescubrirnos a través de la expresión artística y ampliar nuestra autoconsciencia.

Anna Sabaté, tumbada en el centro, rodeada de alumnos y alumnas de la escuela. FOTO: CEDIDA
Anna Sabaté, tumbada en el centro, rodeada de alumnos y alumnas de la escuela. FOTO: CEDIDA

Debemos aprender a convivir entre luces y sombras.

El ser humano está hecho de luces y sombras, no existe una cosa sin la otra. El arte nos permite mirar las sombras de cara, procesarlas e integrarlas en nuestra vida.

De no hacerlo, ¿qué riesgos corremos?

La práctica artística ayuda a rebajar los efectos de la neurosis. De no mirar de cara las sombras, corremos el riesgo de entrar en neurosis muy exacerbadas y de caer en la depresión, la ansiedad, el pánico y la desregularización del sistema nervioso en general. El arte nos ayuda a autorregularnos, a equilibrarnos y armonizarnos, a purgar y purificar.

A modo de catarsis.

Los orígenes del hecho teatral tienen que ver con la catarsis, es decir, una purificación de aquello que nos intoxica, sea a nivel físico, emocional o psíquico. La expresión artística es una herramienta para controlar el pensamiento neurótico. La vida neurótica nos desconecta del presente, de quienes somos y de una vida funcional. Cuanto más neuróticos estamos, más desconectados estamos de la realidad.

Difícil salir del modo bucle teniendo en cuenta la vorágine en la que vivimos.

Difícil sí, pero no imposible. Precisamente, el Espai Philae es un oasis donde la gente se siente como en casa, para recuperarse, es decir, recordar quienes son.

¿Por qué debemos recordar?

Etimológicamente, recordar tiene que ver con volver a pasar por el corazón. Debemos tener presente que estamos hechos de corazón, que es la energía más pura que nos mueve. Las escuelas de artes escénicas deberían ser un recordatorio de esta esencia. Qué sentido tiene la vida aparte de todos los roles que nos toca jugar.

No hay tiempo para parar.

Vivimos en un mundo con mucha presión, exigencia y rapidez. Contra todo ello, el arte te permite no preocuparte por los resultados, ni diferencias entre nosotros, ni frustrarnos. Las artes escénicas buscan dar sentido a nuestra vida.

Somos seres creativos.

La creatividad, con el ritmo de vida que llevamos, está quedando machacada. Debemos volver a conectar con la creatividad como fuente de vida. Por ello, son necesarias escuelas de música, teatro, danza, etc. La sabiduría ancestral del cuerpo es brutal, si vamos en contra de los ritmos naturales, el propio cuerpo enferma.