Como todo el Baix Penedès, los retos a los que debe responder Calafell, no sólo para los cuatro años del mandato que comenzará dentro de unos días, sino a más largo plazo, están condicionados por un crecimiento poblacional que ya es de a razón de mil habitantes al año empadronados.
En Calafell hay ahora una población empadronada de 30.000 habitantes, pero la real que reside todo el año llegaría a los 45.000. Esa situación tensiona al máximo los recursos y los servicios asistenciales, educativos, sociales, médicos, de seguridad, de vivienda, de integración, de calidad ambiental, de movilidad, de generación de empleo...
Y debe responderse sobre la marcha ya que durante todo el año es un goteo constante la llegada de nuevos vecinos, principalmente procedentes del área metropolitana de Barcelona. La matrícula viva, como se conoce en las escuelas.
Mejores servicios
El reto es dar esos servicios necesarios que corresponden, en gran parte, a unas administraciones superiores como Generalitat y Gobierno Central que durante décadas han descuidado a la zona con una falta de plazas hospitalarias, dotación de centros de atención primaria, de residencias para la tercera edad o de oferta educativa en variedad y en capacidad. Un reto va a ser negociar con esas administraciones para lograrlo.
El urbanismo sin control de décadas pasadas exige una revisión del crecimiento
Pero además de esos servicios, a nivel municipal debe evitarse caer en errores de hace décadas caracterizadas por un urbanismo desmedido que ha acabado con zonas naturales y con la esencia de un Calafell que ya pocos recuerdan.
Ese descontrol urbanístico es precisamente el que obliga todavía hoy a tener que destinar millones de euros para arreglar urbanizaciones que quedaron a medio hacer y que necesitan de aceras, iluminación y muchos otros servicios. Ponerlas al día es una obligación.
Calafell debe hacer compatible el equilibrio de ser una primera residencia de calidad a una hora de Barcelona, lo que también motiva esa llegada de nuevos vecinos, con ser el destino turístico de calidad que le ha caracterizado durante décadas y que debe potenciarse como motor económico.
Zonas verdes
A Calafell llegan muchos nuevos vecinos en búsqueda de una mejor calidad de vida que en el área de Barcelona aprovechando las buenas (pero muy mejorables) comunicaciones con la capital catalana. Hoy en día una movilidad de una hora desde el domicilio al puesto de trabajo está muy aceptada.
Pero por un lado, si se quiere esa calidad de vida, asentar población empadronada, y no caer en la suburbización, debe apostarse por acondicionar las calles, ganar en peatonalización, crear amplias zonas verdes y mantener el potencial de las playas con medidas que eviten la regresión.
Pero también deben darse servicios culturales, asistenciales, de ocio y atención a las personas mayores, además de seguir potenciando el sector del comercio.
El comercio ha hecho una apuesta por la calidad que debe verse respaldada en la mejora urbana
La iniciativa privada ya hace años ha hecho una apuesta por la modernización y la calidad. De hecho es difícil encontrar locales vacíos y hay cadenas comerciales interesadas en implantarse en el municipio.
Apoyo al comercio
Pero ese sector privado debería encontrar el respaldo decidido de la administración pública, por lo menos en el mantenimiento, iluminación y seguridad en las calles.
Un objetivo y reto para todo el año es lograr una desestacionalización que permita que durante los doce meses haya actividades y movimiento económico con una apuesta por la calidad. El Baix Penedès lidera los índices de desempleo en Catalunya y es necesario atraer empresas e industrias para generar empleo en el municipio y evitar desplazamientos.
Destaca que el parque empresarial lleva prácticamente vacío muchos años y el estar a los pies de la autopista C-32 y muy cerca de la N-340 debería ser un atractivo. También debe evitarse caer en el monocultivo de empleo del sector terciario y fomentar nueva ocupabilidad tanto en industria como en tecnología.
Suprimir los peajes
Sin embargo para ayudar a lograr esa dinamización, la comarca, y también Calafell, reclaman desde hace muchos años una rebaja, cuando no supresión, de los peajes de la vía rápida de unión con Barcelona por la costa. Calafell ha considerado siempre que esos peajes son una barrera para la llegada de empresas, pero también para la dinamización del sector de la hostelería.
La llegada de nuevos residentes a Calafell exige poner al mercado vivienda de alquiler. Son muchos los propietarios que evitar sacar al mercado sus viviendas para todo el año por el temor a impagos, pero también porque la rentabilidad lograda en el alquiler estacional es mayor.
Ante los retos que deben afrontarse no es el mejor momento para los revanchismos
En Calafell es prácticamente imposible encontrar alquileres para todo el año. Ahora se ha anunciado una promoción por parte de una empresa privada para levantar un centenar de pisos de alquiler asequible en unos terrenos por el Ayuntamiento para un periodo de 75 años.
En vivienda debe afrontarse el problema de las ocupaciones irregulares que en algunos casos son conflictivas y generan tensión en los barrios. En este sentido una de las preocupaciones de los ciudadanos es la inseguridad por parte de algunos colectivos.
Más policías
Un fortalecimiento de la Policía Local y de reclamar más Mossos d’Esquadra para la comarca y medidas de vigilancia en las diversas urbanizaciones que quedan alejadas de los centros históricos de la playa, el pueblo o Segur de Calafell es una de las prioridades que deben afrontarse de manera decisiva.
Porque gran parte de la población que llega a Calafell para instalarse todo el año los hace en lo que fueron segundas residencias en esos núcleos de población que requieren de servicios y de seguridad.
Es en todo caso un momento clave para Calafell en el paso de ser un municipio de segundas residencias y turístico a una localidad para residir todo el año con las cualidades que debería aprovechar.
En Calafell ahora hay 8 listas electorales. Gobierna el PSC con acuerdos con Unió Alternativa Municipal (UAM), En Comú Podem y una concejal no adscrita ex del PP. En la oposición está ERC, Ciudadanos, Sumem y un concejal no adscrito ex de C’s.
A las elecciones concurren 11 listas: PSC (Ramon Ferré), ERC (Òscar Albaiceta), CUP (Guifré Artal), Ciutadans (José Portillo), En Comú Podem (Isabel Bou), UAM (Noèlia Sánchez) y Junts (Marc Casellas) y PP (Juanjo García). Como partidos que concurren por primera vez en el municipio están Ara Pacte Local (Juan Cornet), Vox (Tibor Rius) y Valents (Jennifer García).
Esa variedad de partidos es también un reto que exige responsabilidad de todos los candidatos.
El actual alcalde, Ramon Ferré, ha advertido que no está dispuesto a algunos pactos que incluso parecerían lógicos por las personas que están en las listas. Pero también hay rumores de acercamientos entre partidos para, si suman, hacer un acuerdo que desbanque a la que se espera sea la lista más votada. No sería el momento de personalismos y revanchas ante los retos pendientes.
