Las responsabilidades de un operador de planta química, en general y salvando las particularidades que pueda haber en cada empresa, están basadas en tres ejes o pilares: su capacitación técnica, su actitud y la gestión de la seguridad de la planta. Así lo explica Xavier Molina, ingeniero técnico industrial y gestor de personas y organización en Repsol. Asimismo, dentro del plan de transformación de la compañía, Molina también es coordinador de la Escuela de Factores Humanos.
«Una de las funciones más importantes de un operador de planta es evaluar y hacer prevención de riesgos», manifiesta Molina. «Sí que existen unas normativas y las tiene que cumplir, pero sobre todo, aplicar el criterio para el que ha sido formado y entrenado».
Además, este ingeniero técnico industrial destaca «la gestión de la protección del medioambiente. Mientras, a nivel energético, debemos administrar de forma eficaz el consumo». No obstante, este profesional matiza que si bien es el operador de planta quien tiene la última palabra en la toma de decisiones, «no está solo. Trabaja con un equipo muy sólido que lo acompaña y lo ayuda».
En un segundo punto, Xavier Molina señala la capacitación técnica necesaria para el puesto de trabajo, lo que le sirve para actuar en la planta y hacerla productiva. En este sentido, se requiere el Ciclo Formativo de Grado Superior Dual de Química Industrial, «formación en la que disponemos de un colaborador extraordinario que es el Institut Comte de Rius de Tarragona».
Sin embargo, cada vez más las compañías, además de la preparación académica abogan por «personas con actitudes positivas y comportamientos proactivos. Tienen que sumar en sus equipos porque el núcleo de los centros industriales son las personas».