La Comisión Europea se muestra dispuesta a discutir las líneas generales de su plan para ahorrar gas ante un posible corte de suministro de Rusia. «Entendemos que habrá un debate intenso porque la energía es un asunto crítico para todos los Estados miembro», reconoció el portavoz del Ejecutivo europeo, Eric Mamer, ayer tras conocerse la oposición de ocho países, entre ellos España, a la iniciativa que plantea reducciones voluntarias del consumo de gas de hasta un 15% hasta marzo.
Bruselas insiste en que el plan no es un «todo o nada» y entiende que habrá un «intenso debate» en el Consejo Europeo. La medida debe recibir el apoyo de al menos 15 Estados miembro en el Consejo de Energía de la semana que viene para salir adelante y, a día de hoy, los cálculos parecen muy ajustados.
España mostró su descontento desde el primer día ante lo que considera «un sacrificio desproporcionado». La ministra para la Transición Ecológica y vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, apuntó este viernes que la propuesta de la Comisión Europea «no es la más eficaz» y destacó que el país podría contribuir aumentando su capacidad de exportación de gas natural licuado (GNL).
La contrapropuesta española y que Ribera presentará la semana que viene en Bruselas consistiría en convertir al país en un «centro logístico» para transferir gas al resto del continente a través de gasoductos y buques metaneros. Actualmente, exporta una media de dos teravatios hora (TWh) de gas natural al mes y podría alcanzar un volumen de 6,7 TWh al mes.
Llenar las reservas
Ese volumen de exportaciones aportaría hasta marzo 5.600 millones de metros cúbicos de gas adicionales a la Unión Europea. Las reservas europeas se encuentran actualmente al 74% de su capacidad y necesitan de 45.000 millones de metros cúbicos para llenarse. La propuesta de Bruselas apuesta por el ahorro energético para reforzar el almacenamiento de gas.
Con la propuesta de Ribera, sin embargo, España podría aportar el 13% del gas necesario para que el bloque pueda afrontar los próximos dos inviernos a pesar de una posible desconexión del suministro ruso.
El Gobierno ya estudia cómo incrementar su capacidad de exportación a través de sus interconexiones por gasoducto a Francia -que mueven cerca de 7.000 millones de metros cúbicos al año-.
También están sobre la mesa un proyecto de conexión pirenaica y un gasoducto submarino que conectaría la península con Italia. Además, se estudia el envío de gas a la ciudad de Liborno a través de metaneros que salgan de Barcelona.
El apunte: Más países en contra
Otros países del sur de Europa, como Portugal y Grecia, se han unido a España en calificar el plan de Bruselas para racionar el gas de «insostenible» y «desproporcionado». Las autoridades griegas fueron todavia más allá y aseguraron que «harán todo lo posible» por no adoptarlo.
En la reunión a nivel de embajadores previa al Consejo de la semana que viene, Italia, Chipre y Malta también mostraron su rechazo al plan europeo que incluye, entre otras medidas, limitar el aire acondicionado y la calefacción en los edificios públicos, así como incentivos para que las industrias utilicen energías alternativas al gas.
Por su parte, Polonia y Hungría también rechazan del mismo modo la iniciativa de la UE. El Gobierno de Viktor Orbán ha ido más allá y asegura que obtendrá el gas necesario de Rusia, con la compra de 700 millones de metros cúbicos adicionales.
Además, insiste en que no exportará gas al resto del bloque comunitario, tal y como piden las medidas de solidaridad propuestas por Bruselas.
