Teresa Ribera tiene un encargo como futura vicepresidenta ejecutiva de Transición Limpia, Justa y Competitiva. Todos los candidatos a integrar el nuevo Colegio de Comisarios que ha propuesto Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), han recibido ya su Mission Letter (carta de misión), firmada por Von der Leyen, donde se detallan los objetivos que espera que cumpla cada uno de ellos durante este mandato que arranca.
En el caso de la candidata a ocupar la poderosa cartera de Competencia, destacan tres grandes áreas: el control de las ayudas de Estado, el Pacto Industrial Limpio (Clean Industrial Deal) y la reducción de los precios energéticos.
Para ello, deberá coordinarse con el francés Stéphane Séjourné, vicepresidente ejecutivo de Prosperidad y Estrategia Industrial, y el holandés Wopke Hoekstra, comisario de Clima, Cero Emisiones y Crecimiento Limpio, con quienes trabajará en el nuevo Clean Industrial Deal, que pone el foco en la competitividad de la industria europea, sin renunciar a los objetivos del Pacto Verde Europeo (European Green Deal).
Ese objetivo de descarbonizar la Unión Europea sin mermar competitividad a su economía se traduce, también, en el segundo gran encargo que ha recibido Teresa Ribera: reducir el precio de la energía. El caso de éxito de la ‘Excepción Ibérica’, una medida liderada por ella como ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, mediante la que logró reducir el precio de la electricidad en España, en un contexto de fuertes subidas de costes en el resto de Europa, ha sido su carta de presentación.
La misión de reducir el precio de la energía cuenta con una inspiración: Mario Draghi. En su carta personal para Ribera, la alemana Ursula von der Leyen cita el reciente informe Draghi (titulado El futuro de la competitividad europea), del que destaca que una de las trabas a la competitividad y la capacidad de crecimiento de la industria europea es el elevado precio de la energía. En este punto, Von der Leyen encarga «rebajar el precio de la energía», trabajando estrechamente con el comisario de Energía y Vivienda, el danés Dan Jorgensen.
Entrados en materia de lo que históricamente ha sido el centro de esta cartera de Competencia, el control de las ayudas de Estado emerge como un elemento central, con el objetivo de asegurar un campo de juego neutral entre estados miembros, evitando las históricas situaciones de desventaja que han sufrido algunos estados (entre ellos, España) incapaces de competir con las generosas ayudas que otros (Alemania de forma destacada) habían proporcionado a sus industrias.
Un nuevo marco de ayudas de Estado deberá servir, además, para implementar el nuevo Fondo de Competitividad Europeo, inspirado en el informe Draghi, donde se propone, entre otras medidas, destinar hasta 800.000 millones de euros adicionales al año a inversiones que ayuden a dinamizar la competitividad de la economía de la UE.
El informe Draghi impregna, de forma explícita, toda la carta que Ursula von der Leyen dirige a Teresa Ribera, en un ejercicio de realismo crudo nunca visto antes en esta institución. El objetivo es poder competir, a través de una mayor integración europea, en un mundo del que la UE está quedando rezagada año tras año, con el foco puesto en asegurar tres pilares innegociables en el proyecto común europeo: seguridad, prosperidad y democracia.
La vía para conseguirlo es disparar nuestra competitividad, con la industria y la innovación como elementos estratégicos, y sobre todo, sin pegarnos tiros en los pies, tal y como este informe Draghi señala que, lamentablemente, nos ha sucedido con demasiada frecuencia.