En documentos recientes que analizan el estado de la investigación y de la innovación en Cataluña publicados por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI), ACCIÓ, la Comisión Europea y la cátedra de innovación empresarial de la Universitat Rovira i Virgili, los indicadores muestran lo que año tras año se constata: la apuesta por generar una investigación de alto nivel no se traslada de forma adecuada a la innovación empresarial y, por ende, a su competitividad y al bienestar de la sociedad.
Y aunque se proclama la necesidad de incrementar los recursos públicos y privados para la I+D, y es cierto que hay algunos avances en los años recientes, aún estamos (1,79% del PIB) muy lejos de la media europea (2,24% del PIB) y aún más lejos de las regiones líderes en innovación.
Las universidades públicas, así como los centros de investigación y los centros tecnológicos, muestran gran capacidad para atraer fondos europeos para la I+D de primer nivel y el gasto en I+D que han facilitado los fondos NextGenEU y la recuperación económica, además de la capacidad de inversión de las empresas, han contribuido a hacer de Cataluña una región innovadora ‘fuerte’ en la última revisión de la Comisión Europea.
Se constata la buena marcha de los indicadores de producción de conocimiento, generación de patentes y proyectos de investigación orientada, pero hay que buscar mecanismos que permitan afrontar de una manera mejor coordinada los retos de pasar de la investigación a la prueba de concepto y a la industrialización, conectando mejor lo que ofrecen las entidades de investigación y lo que necesitan las empresas, que es la misión precisamente de los centros tecnológicos. Necesitamos centros tecnológicos potentes que permitan mejorar la ratio de transferencia y generar valor a través de la I+D aplicada y la innovación.
Los centros tecnológicos pueden también contribuir a la articulación de ecosistemas complejos de I+D+i que tengan en cuenta nuevas realidades, como la innovación abierta, la irrupción de las startups en muchos sectores de actividad que hasta hace poco se basaban en proyectos de I+D propios o contratados, o la gestión de infraestructuras científico-tecnológicas singulares y plantas piloto y plantas semi industriales que faciliten el acceso de las empresas, tanto a servicios de primer nivel como al escalado preindustrial de la producción de productos de alto valor añadido.
Y todo ello se reproduce también el caso de la Cataluña Sur. Aunque no existen, desafortunadamente, en algunos casos datos desagregados a nivel territorial, se constata que tenemos industria y sectores exportadores potentes líderes (química-petroquímica, agroalimentación, productos informáticos y eléctricos), aunque al mismo tiempo como territorio tenemos unos niveles de ocupación estacionales ligados al sector servicios. La buena noticia es que podemos contar con instituciones académicas, de investigación y de transferencia de primer nivel que pueden contribuir a la competitividad territorial, junto con clústeres y entidades públicas y privadas socioeconómicas.
Necesitamos también poder atraer talento, generando oportunidades y buenas condiciones de vida, y alinear a todos los agentes para remar juntos e impulsar la intensidad en I+D de las empresas potentes que tenemos (y tendremos) en el territorio. Hay oportunidades de financiar esta I+D, con incentivos fiscales y ayudas como los PERTE, Misiones y Transmisiones, Proyectos de I+D, Fondos de Transición Nuclear, Nuevas Oportunidades de Negocio y fondos europeos, que pueden apoyar la innovación empresarial junto con los centros tecnológicos, centros de investigación y universidades, en sectores clave como el químico, el agroalimentario, el turístico y el de recursos. ¡Aprovechémoslos y sumemos juntos para hacer de la Cataluña Sur el mejor territorio del mundo!
Ignasi Papell Garcia es gerente territorial Cataluña Sur del centro tecnológico Eurecat