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Entorno vulnerable y ambiguo

10 noviembre 2022 12:26 | Actualizado a 16 noviembre 2022 12:33
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La crítica habitual que nos suelen hacer a los economistas es que sabemos describir muy bien «el pasado», pero que fallamos de forma estrepitosa cuando hacemos «predicciones sobre el futuro». A principios de año nadie podía imaginar que íbamos a vivir uno los peores años de la historia en materia de rentabilidades de los mercados financieros, siendo especialmente la renta fija la gran damnificada, y sobre todo, ese giro tan brusco en las políticas monetarias de los Bancos Centrales. Y a día de hoy, ¿qué pensamos?

Tres son los focos que hay que seguir monitorizando:

1. Evolución de la inflación: ¿hemos alcanzado ya el pico de inflación?

2. Actuación Bancos Centrales: ¿estamos ya cercanos al techo de tipos?

3. Dirección de los beneficios empresariales: ¿vamos a seguir viendo revisiones a la baja?

A principios de año nadie podía imaginar que íbamos a vivir uno los peores años de la historia en materia de rentabilidades de los mercados financieros

En cuanto a las dinámicas de inflación: la tendencia alcista ha ido pasando distintas fases. En primer lugar, el fuerte repunte en los precios de las materias primas, los precios de los fletes de los barcos, etc, se tradujo consecuentemente en un fuerte repunte del precio de los bienes terminados.

En segundo lugar, se ha ido trasladando hacia un repunte en el precio de los servicios y, por último, se ha ido derivando hacia un aumento del precio de los salarios. Las señales que disponemos a día de hoy nos indican que los precios de los bienes terminados están comenzando a moderarse, la inflación de servicios, con un componente mucho más ‘pegajoso’, va a costar más tiempo se produzca esa moderación, y en cuanto a los salarios también estamos viendo unas tasas menores de crecimiento que las vistas los meses anteriores, por lo que podríamos estar cerca de ver esos máximos de inflación anuales, aunque un IPC normalizado en el en torno del 2% no será hasta 2024 cuando lo volvamos a ver.

En consecuencia, vamos a seguir teniendo unos Bancos Centrales con un tono restrictivo. El mercado después de la última reunión de la Reserva Federal ha vuelto a poner en precio un contexto más agresivo en cuanto al tipo de interés terminal de llegada, superando el 5% en junio de 2023 en EEUU y el 3% en la Zona Euro.

Sin embargo, con el mix de inflación y crecimiento previsto para el próximo año, el nivel de restricción financiera de los Bancos Centrales debería frenarse a mediados del próximo año. En consecuencia, las curvas soberanas deberían encontrar su techo en esta fase alcista pronto, especialmente teniendo en cuenta el nivel de tipos reales y restricción financiera que están alcanzando las economías, muy similares a crisis previas.

No volveremos a ver un IPC normalizado en torno al 2% hasta el año 2024

Y, por último, la dirección de los beneficios empresariales. Nos encontramos en plena campaña de resultados del tercer trimestre, donde tanto en EEUU como en Europa están superando las expectativas de consenso, aunque lo importante son las guías más flojas para próximos trimestres que están detallando las compañías, especialmente las norteamericanas, donde un dólar más fuerte está haciendo daño a sus cuentas.

Así, las estimaciones son de un crecimiento de beneficios para 2023 del 2,5% para las empresas europeas y de un 6,8% para las del S&P 500. En consecuencia, se están revisando a la baja en mayor cuantía las estimaciones de beneficios para las compañías estadounidenses frente a las europeas, estando más protegidos aquellos sectores con un perfil más defensivo y ligados a la subida de tipos de interés.

La verdad es que el entorno sigue siendo muy vulnerable, ambiguo e inestable, y la elevada volatilidad sigue limitando todavía la vuelta a mercado de muchos inversores, por lo que seguimos con un posicionamiento a corto plazo cauteloso y con un perfil más defensivo.

Beatriz Catalán Corredor, Doctora en Economía y Responsable Asset Allocation en Ibercaja Gestión

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