Un inmenso edificio de 100 pisos vacíos, terminados al 90%, se levanta, como una cicatriz del boom, en las afueras de Deltebre. Dispone de un patio central y zonas ajardinadas, además de otro centenar de plazas de parkings.
Es, en resumen, una mole gigante de cemento que pertenece a la Sareb y que busca inversor para terminarla. Es una de las urbanizaciones paradas más grandes de la provincia y, como otras, difícilmente digerible por el mercado.
En Perafort hay otra de esas promociones de notoria envergadura: un bloque de cuatro plantas con 35 viviendas finalizado al 48%.
Para algunos expertos, se trata de viviendas que nunca van a poder comercializarse por estar en sitios sin demanda.
Es difícil cuantificar con exactitud cuántos bloques fantasma quedan en la geografía provincial. En Tarragona, quedan 11.966 viviendas nuevas sin habitar, herencia de los años efervescentes del tocho. Se trata de un número aún abultado, a pesar de que se ha ido reduciendo a cada año. No significa que sean casas por terminar sino simplemente no vendidas.
Un termómetro del fenómeno lo muestra el catálogo de la Sareb, el popularmente denominado como banco malo, que se quedó con un ingente volumen de activos tóxicos. De hecho, esta sociedad de gestión ha impulsado la campaña ‘Obra parada’. Actualmente, en ese catálogo hay 18 edificios en venta en lugares como Deltebre, Reus, Tortosa, Flix, Perafort, El Vendrell, El Morell o Roda de Berà. En total, son casi 420 viviendas que están por terminar.