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El arrastre mantiene 50 barcas en el Ebre, familiares pero sin relevo generacional

Los pescadores se sienten perseguidos y mirados con lupa por Europa, pese a ser pioneros en la demarcación en respetar las vedas biológicas para recuperar los caladeros

06 diciembre 2024 22:04 | Actualizado a 06 diciembre 2024 22:06
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Germans Clua es una de las 50 barcas de arrastre que continúan en activo en las Terres de l’Ebre. Tiene base en el puerto de La Ràpita, el principal del territorio con 31 embarcaciones de arrastre de las cerca de noventa que hay en total.

En L’Ametlla de Mar hay 16 (cerca de la mitad de la flota local) y tres en el pequeño puerto de Les Cases d’Alcanar. En L’Ampolla las dos últimas embarcaciones del sector que había se han trasladado al vecino puerto de L’Ametlla, pero mantiene las artes menores.

También de artes menores son todas las barcas del puerto de Deltebre, por las características de la infraestructura, situada en el tramo final del río Ebre y que obliga a los pescadores a superar cada día la desembocadura, lidiando con numerosos bancos de arena.

El descenso de la actividad pesquera en las Terres de l’Ebre ha sido continuado en los últimos años. En el caso de La Ràpita, por ejemplo, hace veinte años había el doble de barcas de arrastre, y llegaban hasta las 90 décadas atrás, según recuerdan los pescadores más veteranos.

Como su nombre indica, la Germans Clua es una embarcación de arrastre familiar, como la gran mayoría de la flota ebrense, donde patrones y marineros empezaron en el oficio hacia los 16 años pero donde ya no hay prácticamente relevo generacional, por las negras perspectivas del sector.

Juan Carlos Rodríguez Clua, patrón de la embarcación y vicepresidente de la Cofradía Verge del Carme de La Ràpita, es tajante: «estamos en el punto de mira, van directamente a cargarse el sector».

El desánimo es patente y generalizado entre los patrones y marineros: se sienten excesivamente controlados por una administración europea que consideran que no les comprende y que ha decidido que son prescindibles. «En Europa no entienden, o no quieren entender, que los primeros interesados en cuidar el mar somos los pescadores, porque es lo que nos da de comer».

En este sentido, por ejemplo, recuerdan que cada día llevan a puerto kilos y kilos de basura que recogen del fondo del mar, en su mayoría plásticos.

En la sede de la Cofradía de L’Ametlla de Mar, un cartel reivindica: «som pescadors, no delinqüents». Y es que este sentimiento de persecución sistemática es generalizado.

Según explican los pescadores consultados, su actividad está controlada al milímetro, desde su posición en cada momento, hasta la medida del pescado o su paso por la lonja.

Por contra, los pescadores de la demarcación de Tarragona han sido pioneros en medidas de conservación de las especies, con las vedas biológicas de dos meses, las zonas de exclusión de pesca o las diferentes medidas que se han ido implantando a lo largo de los años.

La pesca, en buena medida la de arrastre, forma parte de la idiosincrasia de poblaciones como La Ràpita o L’Ametlla, que ha crecido y evolucionado en las últimas décadas de la mano del sector. «Son nuestras raíces, nuestra forma de entender la vida, nuestras tradiciones», reivindica en declaraciones al Diari el alcalde rapitense, Javier Reverté.

De la mano de la pesca van otros sectores que, si se confirma la peor perspectiva, también se verán afectados: el mantenimiento de barcos, la distribución, las pescaderías o la restauración.

El pescado es la seña de identidad de la gastronomía -de gran calidad- de todas las poblaciones costeras de Terres de l’Ebre, con productos únicos de la zona como el langostino.

Albert Guzmán, al frente del restaurante rapitense que lleva su nombre, da su apoyo al sector: «los pescadores no tienen una mala praxis como se quiere dar a entender... lo que hay son muchos intereses detrás».

Campaña de consumo

Actualmente está en marcha una campaña en el Ebre para promocionar precisamente el consumo de pescado de las lonjas de la zona y la compra en las pescaderías locales, de cara a las fiestas de Navidad.

Esta iniciativa se suma a la que ha arrancado esta semana en Catalunya, impulsada por la Generalitat para poner de relieve la gran calidad del pescado de proximidad. Para el director general de Política Marítima i Pesca Sostenible, el ampostino Antoni Espanya, la pesca es un sector necesario ara avanzar en la reclamada soberanía alimentaria.

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