En casa de los Nash el deporte siempre estuvo presente. John, el padre, fue jugador semi-profesional de fútbol en Sudáfrica. La madre, Jean, le daba al netball (un juego similar al korfball). Los tres hijos de la pareja Steve, Martin y Joann vivieron rodeados de balones de fútbol, baloncesto, lacrosse, tenis, hockey, etc. Raro hubiera sido que ninguno de ellos triunfara en el deporte. Lo hicieron los tres. El mayor, Steve sería ocho veces ‘All-Star’ de la NBA, la mejor liga de baloncesto del mundo; el mediano, Martin defendería la camiseta de la selección canadiense de fútbol en 37 ocasiones; mientras que Joann fue capitana del equipo de fútbol de la Universidad de Victoria.
Steve fue el que más alto voló. Nació en Johannesburgo (Sudáfrica) el 7 de febrero de 1974. El ‘apartheid’ hizo que la familia dejara el continente africano e inmigrara a Canadá. No fue hasta los 12 años que le cogió el gusto por el baloncesto. Antes le dio al fútbol y al lacrose, deporte popular entre los universitarios norteamericanos.
Su apuesta por la canasta fue firme y llegar a la primera división canadiense se convirtió en su meta, aunque los entrenadores le pedían que rebajara esas expectativas. No sobresalía tanto como para llamar la atención de las redes de ojeadores estadounidenses, ya que en Canadá la oferta de baloncestística es limitada. Únicamente Dick Davey, entrenador de la Universidad de Santa Clara se fijó en él. Jugó tres años y se licenció en Sociología.
Entró en la NBA por la puerta de atrás. Salió el 15ª en la ronda del Draft, entre abucheos de los aficionados de los Phoenix Suns, la franquicia que se hiciera con sus derechos. Era un desconocido. Pasó dos años desapercibido en Arizona y se marchó a Dallas. Con los Mavericks despegó. Pero su futuro estaba ligado con los Suns. Seis años después de marcharse de Phoenix regresaba como uno de los mejores bases de la NBA y All-Star. Con los Suns reafirmaría su calidad logrando ser el primer canadiense en ser nombrado MVP (Jugador Más Valioso) de la NBA.
En marzo 2015 anunció su retirada, después de dos años en Los Ángeles Lakers, junto a Pau Gasol. Renunció al baloncesto activo pero no al deporte. Retomó su pasión por el soccer, a quien ya durante su etapa como jugador de los Lakers hizo un guiño eligiendo el dorsal #10 en honor de los Maradona, Hoddle y Leo Messi, de quien ha dicho «es como Michael Jordan».
Por eso, cuando Robert Sarver, propietario de los Suns de Phoenix, le animó a formar parte de su aventura balompédica, Nash aceptó sin pensárselo. Junto con el extenista Andy Kohlberg crearon la empresa Liga ACQ Lagacy Partners y trataron de adquirir el Levante. No hubo acuerdo y Javier Tebas, presidente de LaLiga, muy interesado en atraer el capital norteamericano les propuso invertir en el RCDMallorca. A principios de 2016 abonaron casi 21 millones de euros para comprar el 77,38% de las acciones del club bermellón al alemán Utz Claassen. En los próximos meses parece ser que Sarver adquirirá el resto de acciones para convertirse en dueño absoluto. La empresa de Arizona dejó al frente del Mallorca a Maheta Molango, abogado y exfutbolista suizo, que controla el devenir deportivo.
En estos diez meses de propiedad, el base canadiense ha visitado Palma en dos ocasiones. La primera en marzo para asistir al Centenario del Mallorca. Un estancia que aprovechó para pedir matrimonio a su novia, en Fornalutx. La semana pasada apareció por la isla otra vez, para entrenar con el primer equipo y demostrar sus buenas dotes con el balón en los pies. Steve Nash, que lustró la mejor liga del planeta con sus habilidades manuales (dos veces campeón del Concurso de Habilidades del All-Star y tercer máximo asistente de la historia de la NBA), exhibió talento pasador desde su pie derecho en Son Bibiloni.
Asistió a la victoria del equipo de Fernando Vázquez ante el Alcorcón y participó en acto promocional junto a decenas de niños y niñas que pudieron jugar junto con el ex base de los Suns.
Tras Mallorca se fue a Londres para entrenar con su equipo favorito el Tottenham y regresar a Arizona desde donde seguirá el partido de mañana entre el Nàstic y su equipo.