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Un gol de Mario en el 96 da la victoria al Nàstic ante el Tarazona y salva la cabeza de Dani Vidal (2-1)

El técnico necesitaba ganar para seguir en el banquillo del Nou Estadi y mantenerse a tiro de piedra del play-off

10 diciembre 2023 19:23 | Actualizado a 11 diciembre 2023 09:48
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Un gol épico de Mario Rodríguez en el último minuto del partido dio la victoria al Nàstic en un partido de muchas emociones. Más de las que debería ser normal en un equipo que está peleando con uñas y dientes por el play-off. En el minuto 94, Dani Vidal tenía un pie fuera. Si no ganaba al Tarazona, el técnico tarraconense iba a ser fulminado. Tenía el ultimátum sobre la mesa. Pero su equipo cree en él. Confían plenamente en su míster. No iban a permitir que un error individual pudiera condenarlo. Le pusieron todo el pundonor que tenían. Hasta el final. Hasta ese instante en el que Jardí asiste deliciosamente a Mario Rodríguez. Que el barcelonés se planta ante Yoel y lo bate para darle los tres puntos al equipo y una larga vida extra al técnico.

La situación del técnico afectó al equipo. Es difícil llevar bien escenarios en los que uno puede ser responsable de un cese. No fue un partido llevadero. Fue una angustia. Nadie quería arriesgar de más. Cometer un fallo decisivo. Varo cargó con ese peso durante toda la segunda mitad. Un fallo garrafal suyo supuso el empate del Tarazona.

El equipo aragonés se mostró muy inofensivo y blandito. Un rival, que en otras circunstancias ambientales, hubiera salido trasquilado del Nou Estadi. Con 0-1 no había riesgo, más que el que generara el propio Nàstic. Por eso, ese 1-1 resultó un mazazo. Un golpe que amenazaba con hacer saltar por los aires el proyecto. ‘SuperMario’ lo agarró en el aire, cuando ya volaba.

Marc Trilles volvía a Tarragona todavía enamorado de su etapa en el Nàstic. Lleno de palabras buenas para el club y su afición. No era de extrañar el recibimiento que le dio la grada. Una ovación como pocos se han llevado. La desgracia quiso que apenas aguantara unos segundos sobre el verde. Una mala caída le produjo una lesión en el brazo que obligó la presencia de la camilla para retirar al futbolista castellonense del campo.

El plan de partido local era calcar el mismo guion que ante la Cultural Leonesa. Tratar de marcar rápido y resolverlo antes del descanso. Pero las sensaciones no eran las mismas. Un velo de tensión envolvía al Nàstic. Querían, pero no tenían la desenvoltura de otros partidos. Había una excesiva voluntad de ganar rápido. Por lo que suponía para el proyecto y por ocuparse de uno de los equipos flojos del grupo con premura. Muchas cosas y mucha prisa.

El ambiente tampoco acompañaba mucho. Demasiado frío hacía en un Nou Estadi que no se puso las pilas hasta la segunda mitad. No ayudaban las imprecisiones y las faltas de ideas que exhibía el equipo sobre el campo.

El rival evidenció las evidentes carencias que tiene un recién ascendido con muchas papeletas para regresar a Segunda RFEF. Intentó presionar a la primera línea grana, pero de manera alocada, en algunos momentos.

Con balón tampoco desplegaron muchos recursos. Ni siquiera aprovecharon los regalos del Nàstic.

Al cuadro grana le costaba llegar al área aragonesa. La circulación no le daba para superar líneas. Faltaba acierto en el pase y criterio para distribuir. Todo se resolvía al pase de seguridad. Nadie se atrevía, porque no había chispa. Intentaba Concha, sin acompañamiento.

Jaume Jardí era el jugador que más empeño y cordura tuvo. En la presión era el más intenso y resultó el más acertado. Andy sirvió una falta lateral y el reusense puso el 1-0. Si alguien tenía duda sobre lo que representaba ese gol, solo tenía que seguir la celebración del tanto. Se fue directo al banquillo para abrazarse con su entrenador.

El 1-0 parecía suficiente para sumar la victoria. La sensación de que el Tarazona no tenía capacidad de remontada se mantenía en el descanso. Pero cambió nada más empezar el segundo tiempo por un error imperdonable de Varo. Un centro fácil parecía morir en sus guantes sin más trascendencia. El balón se le escurrió y tras golpear el cuerpo de Cubillas ponía el empate.

La necesidad activó al Gimnàstic. Tiró de corazón para ir acorralando al Tarazona. Cuando eso pasa acaba dominando la precipitación. Todos querían poner el talento para conseguir el gol de la victoria. Jardí la tuvo. Le cayó un rechace al segundo palo. No supo resolverlo.

El Tarazona se cerró. Sin pena ni gloria tenía lo que quería. Un botín inesperado. Que pudo ser más, en una falta que Varo sacó en un vuelo raso.

El capítulo apuntaba al cierre de etapa. Pero toda buena historia tiene giros inesperados que salvan a los protagonistas. Mario Rodríguez llegó para meter el 2-1 y poner patas arriba el banquillo del Nou Estadi.

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