Quienes recuerdan los derbis entre els Voltors de Tarragona y el Reus Deportiu coinciden en la gran rivalidad vivida, que siempre ha marcado la relación de ambos clubs y ciudades. Pese a que el rugby es uno de los deportes de más contacto que existen, siempre ha reinado la nobleza entre los jugadores y técnicos lilas y rojinegros, y los rifirrafes no han transcendido más allá del pasto.
Pero esa competitividad, o incluso enemistad histórica, ha quedado aparcada por un acuerdo entre ambas entidades. El Rugby Tarragona y el Reus Deportiu han dejado de lado sus diferencias para alcanzar un convenio ejemplar en el deporte provincial, que beneficia a las dos partes.
El inicio de la temporada se acercaba y el conjunto del Baix Camp no tenía el número de licencias suficientes para encarar el curso con garantías. Sólo disponía de 18 jugadores. Sobre el césped siempre juegan 15. No deja de ser un equipo amateur y se necesitaban hombres de manera urgente.
A 15 km, la situación era distinta. Los Voltors no tenían problemas para hacer un primer equipo. Incluso había demasiados nombres, pero no el necesario para montar un segundo conjunto.
Las relaciones entre las directivas de los clubs han sido cordiales en tiempos recientes. Conocedores del panorama de su rival, acercaron posturas para llegar a un punto en común que permitiera solucionar los rompecabezas de ambos.
De esta manera, el Rugby Tarragona cede cada semana diferentes hombres al Reus Deportiu según las necesidades del cuadro rojinegro. Esto permite a jugadores del equipo lila, que dispondrían de menos protagonismo con los Voltors, gozar de minutos en las filas de la escuadra reusense.
El presidente del Rugby Tarragona, Andrés Lechuga, aclara que«esto no es una fusión, sino un acuerdo con el que queremos que crezcan los dos equipos». Por el lado rojinegro, su dirigente Joan Carles Sanromà comparte su optimismo:«Las relaciones entre los ambos es muy buena. Es un favor mutuo en el que ambos salimos beneficiados».
El pacto no se reduce a los jugadores, incluye a los entrenadores que se unifican para trabajar de manera conjunta. Así, Jordi Pujol, preparador del conjunto del Baix Camp, se ha incorporado al cuerpo técnico encabezado por Hervé Boulais en Tarragona, que cuenta con otras piezas en formación. Lilas y rojinegros entrenan juntos dos veces a la semana, una de ellas para preparar a conciencia los duelos del fin de semana.
«Los jugadores están contentos, ya que a la hora de los entrenamientos se juntan más personas y se pueden preparar mejor los partidos. No es lo mismo ir a entrenar 10 personas que 40. Esto conlleva una competitividad sana que es muy positiva internamente», explica Lechuga sobre las sesiones conjuntas.
La competición
El modelo de competición de la Federació Catalana de Rugby sigue el patrón argentino. Primero se disputa una fase clasificatoria y después empieza la liga a dos vueltas. Ahora mismo, ambos conjuntos están inmersos en la primera batalla. Els Voltors aspiran a División de Honor, la máxima categoría autonómica, sino jugarán en Primera Catalana. El Reus, dependiendo de lo que haga en esta ronda de clasificación, disputará Segona o Tercera Catalana.
El acuerdo se está desarrollando desde esta primera fase aunque seguirá toda la temporada, ya que con el torneo estrenado es complicado que pueda haber fichajes. «Los primeros partidos los jugadores han compartido la camiseta del Reus sin ningún problema y el equipo sigue con el mismo entrenador», explica Sanromà, a lo que Lechuga añade: «Nuestra voluntad es seguir con el pacto e incluso poder ampliarlo a las categorías base».
El Reus Deportiu y el Rugby Tarragona mantienen su identidad por encima de todo. Han limado asperezas para seguir creciendo como clubs independientes. Una alianza por un bien común que sirve como espejo para el conjunto del deporte provincial.
