El Nàstic de Tarragona consiguió sacar su mejor versión en el momento más indicado. Los granas completaron un partido para el recuerdo en el que el talento de su plantilla explotó sin frenos y arrolló a una Ponferradina que compareció con rostro vencedor y se marchó totalmente superada.
El cuadro dirigido por Dani Vidal siempre creyó en la victoria. Incluso cuando la Ponferradina se adelantó con un gol de Mula, que hizo imperar la ley del ex durante unos minutos, el Nàstic mantuvo la fe. Los tarraconenses se arroparon en su feudo para convertirse en una máquina de generar juego ofensivo. Amenazaron a la Ponferradina desde todas las facetas del ataque, dominando el juego estático, las transiciones y el balón parado, y haciendo daño mediante estas tres vías. Para este Nàstic, encajar un gol no debe ser una losa tan pesada, porque cuenta con un arsenal ofensivo capaz de convertir los goles rivales en una anécdota. Se demostró ante la Ponferradina y se debe seguir demostrando en este tramo final de temporada en el que todo es posible.
Hay un dato que no se puede pasar por alto: con los cinco goles logrados en el Nou Estadi en la última jornada, el Nàstic se ha convertido en el tercer equipo más goleador del grupo I de Primera RFEF con 42 tantos. Solo le superan la Ponferradina, con 43 goles, y la Cultural Leonesa, que lidera la tabla con 48 dianas.
Para el conjunto grana, los tres puntos cosechados en el Nou Estadi son vitales para afrontar la recta final de la temporada desde otra perspectiva. Los tarraconenses han visto cómo, en tan solo un mes, le han dado la vuelta a la tortilla. Los de Dani Vidal comenzaron marzo fuera de los puestos de playoff y con una inercia de juego y resultados que generaba dudas.
Sin embargo, el vestuario siempre expresó, tanto puertas adentro como afuera, que la confianza en el proyecto era total. Todos creían que este equipo tenía mucha guerra que dar y que había argumentos suficientes para seguir creyendo. El mensaje transmitido en los micrófonos se trasladó al terreno de juego, porque desde entonces se ha recuperado la capacidad competitiva. El Nàstic vuelve a ser un equipo arrollador en casa y ha recuperado su fiabilidad fuera, aunque la victoria siga sin llegar.
Margen con el playoff
La victoria ante la Ponferradina permite acabar marzo en la segunda posición, con cuatro puntos de ventaja sobre la sexta plaza, la primera que deja fuera del playoff. Es un colchón importante: hay más de un partido de distancia con el Barakaldo, y eso, con ocho jornadas por delante, genera calma y sosiego en el momento más indicado de la temporada.
No solo eso: el ascenso directo parecía imposible hace unas semanas. El Nàstic comenzó marzo a 12 puntos de la Cultural Leonesa. La brecha en aquel entonces parecía irreparable, pero el paso de las jornadas ha dibujado la posibilidad de subir directamente. No será fácil, pero ahora la diferencia es de siete puntos y hay un duelo directo en León dentro de tres semanas. Allí, los granas pueden confirmar que soñar con subir desde la primera plaza y sin pasar por el infierno del playoff ya no es una utopía. En función de como vaya en las dos próximas jornadas, el Nàstic podría llegar incluso con la primera plaza a tiro, algo complicado, pero para nada descartable.
Lo más importante es que el Nàstic llega al momento decisivo de la temporada con la moral por las nubes. El sueño de ascenso toma fuerza porque este equipo cree.
