A Marc Carrasco se le rompe la voz cuando atiende al Diari solo minutos después de haber sumado la victoria frente al San Cristóbal (1-3). En ese momento todavía se está pendiente del Girona ‘B’, que cae por 0-2 ante el Cerdanyola, pero da lo mismo: la sensación de que el ascenso ya es un hecho predomina. El técnico rojinegro no puede ocultar la felicidad que le desborda por dentro:
«Es una ilusión muy grande porque hemos trabajado mucho por esto. Yo llevo cuatro años en este proyecto. No somos conscientes de que cogimos un equipo prácticamente en Tercera Catalana. No somos conscientes de que hace seis o siete años perdimos nuestro equipo y que, más allá de que hoy estemos luchando por acceder a una categoría que nos gusta, que es mucho más bonita, que es mucho más atractiva, donde seguramente nuestra ciudad merece estar, pues siento un orgullo muy grande porque se ha conseguido a nivel de ciudad».
Una imagen imborrable
Carrasco reconoce que todavía necesita tiempo para digerirlo todo, pero hay una imagen que le emociona especialmente:
«La semana pasada, 3.500 espectadores con gente que ha vivido el fútbol base, con gente de la zona... Creo que todo es muy ilusionante y que estoy muy contento. Y, bueno, creo que lo iremos asimilando poco a poco, que aún no soy relativamente consciente de todo lo que hemos conseguido».
Revancha emocional para toda una ciudad
Sin embargo, si hay algo que resume el momento, es el sentimiento de revancha compartida por toda la ciudad:
«Hemos llorado mucho en Reus, hemos llorado mucho, y ahora es un momento de felicidad, de celebrar, de estar contentos y de estar felices. Hemos sufrido porque creo que ha venido gente que no ha respetado nuestra identidad, que desde fuera nos ha faltado muchísimo al respeto. En su momento lo pasamos muy mal, y ahora todo esto es un motivo de orgullo. Ya hemos llorado suficiente. Es hora de compartir esta felicidad entre todos».
Un ascenso soñado... y acelerado
Tres ascensos en cuatro años no estaban en el guion, ni siquiera para un técnico ambicioso como él:
«Imposible. No lo sé, eh. Sí que mi meta era estar donde estamos, yo lo tenía clarísimo, creía que se podía hacer, pero obviamente no a la velocidad con la que esto se ha hecho. Pero muy feliz, muy contento. Creo que seguramente parte de ese carácter ambicioso que tenemos viene porque lo he sido siempre y porque he sido capaz de trasladarlo al grupo, a la familia que hemos formado como equipo. Pero sí, desde el primer día pensaba que teníamos que llegar al punto en el que estamos ahora».
El Reus ya es de Tercera Federación
Minutos después de esas declaraciones, el pitido final en el campo del Girona ‘B’ confirmó lo que ya se intuía: el Reus ascendía de categoría. Lo de Carrasco con el club es una historia de amor profundo, de reconstrucción desde la nada, de pertenencia absoluta. Él es el Reus.