Muchos se preguntan en Galicia qué sería del hockey gallego sin figuras tan sustanciales como Juan Copa, el actual técnico del Liceo, institución absoluta del deporte del stick en A Coruña. Copa las ha visto de todos los colores, se ha resistido a dejar morir el deporte que ama en su tierra y no ha escatimado esfuerzos ni compromiso para que esa pasión perdure desde la base hasta el Liceo, el punto álgido de la pirámide.
Juan ejerció de eterna promesa del Dominicos en sus años como jugador, donde frecuentó las categorías inferiores de la selección española y celebró algún título con aquel grupo que lideraban los Avecilla, amigos íntimos del ahora entrenador. El histórico Dominicos se apagó, pero conservó el afán por la educación de futuras estrellas. Allí se ha criado Jacobo, su hijo, que con 18 años, este verano, ha dado el paso al Liceo, el sueño de todo niño que practica hockey en A Coruña. Jacobo había debutado con solo 15 años en OK Plata con el mismo Dominicos.
Este niño prodigio ha respirado hockey desde que se gestó en el vientre de Begoña, su madre. Hasta el punto que rozó nacer en las mismas gradas del Palacio de los Deportes de Riazor, donde Begoña salió de cuentas mientras Juan dirigía uno de sus primeros partidos con el Liceo ante el Vilanova. De hecho, en 2006 ya entrenó al equipo de forma interina y lo salvó del drama del descenso. Tras aprobar el bachillerato y acceder a la formación académica superior, el talento deportivo de Copa júnior ha permitido un fichaje esperado y, seguramente, hasta lógico.
«Fue una decisión colectiva entre la dirección del club, yo y los capitanes. Jacobo ahora vive en la residencia del Liceo y creo que, en este sentido, tomamos una buena determinación. Tanto él como Bruno Saavedra se han ganado formar parte de una estructura profesional», recalca el entrenador coruñés, que ya acumula 300 partidos como jefe del primer equipo.
Eso sí, los domingos, cuando la familia se junta en casa para compartir instantes vitales, no hay hockey. «Intentamos separar las cosas, en casa manda la familia».
El estreno en la élite no ha supuesto un drama para el joven valor, en 11 fechas acumula dos goles y una asistencia y completa un proceso de adaptación y madurez desde la naturalidad. Se normaliza lo máximo posible esa posición que ha adoptado en el histórico Liceo. «Tiene 18 años, Viene como jugador de futuro y vamos a apretarle para que sea de presente», confiesa su padre y preparador.
La presencia de Jacobo confirma el nuevo rumbo que ha tomado el club como política de supervivencia. Ha diseñado un grupo de jugadores en el que destaca el sentimiento de pertenencia, hasta seis se han criado en la ciudad; Copa, Martín Rodríguez, César Carballeira, Dava Torres, Pablo Cancela y Bruno Saavedra. El Liceo con más actores de la ciudad de toda su historia.
Un clásico nacional
Ese nuevo aspecto del Liceo se mide este mediodía a un Reus con tintes parecidos, también volcado con las generaciones fructíferas de su cantera para desafiar a las penurias económicas. Destacan las apariciones de Nil Viña, Guillem Jansà, Ferran Giménez o Diego Rojas. Incluso, los dos protagonistas afrontan el clásico en Riazor en un estado dulce de forma.
El Liceo se ha situado en la segunda plaza con 24 puntos después de acumular seis éxitos consecutivos en la competición doméstica. El Reus, por su parte, viaja invicto, suma 23 puntos y ocupa la tercera posición. Los dos andan destinados a pelearle el campeonato al Barcelona, el eterno favorito, si se despista más de lo cuenta. Hoy cruzan sus miradas.
