José Kanté se erigió como la esperanza grana un 16 de diciembre de 2018 en Riazor. El atacante guineano
debutó con la zamarra tarraconense en la segunda mitad y su media hora sobre el terreno de juego fue muy trascendental. Salió con ímpetu, se apoderó del frente ofensivo tarraconense y apuntilló sus buenos minutos de juego con una gran jugada personal que finalizó con una asistencia a Luis Suárez que anotó el 1-1 definitivo.
Aquel fue un debut que ilusionó a la afición grana. Por fin habían hallado ese futbolista diferencial en el frente ofensivo. Su media hora ante el Deportivo le sirvió para encadenar cinco titularidades de manera consecutiva. Cádiz, Osasuna, Albacete, Oviedo y Málaga confirmaron que en Kanté había un jugador más que interesante.
Probablemente, ante el Cádiz completó una de las mejores actuaciones individuales de un futbolista grana de la temporada. El Nàstic perdió, pero el ariete evidenció un potencial superior a la gran mayoría de delanteros de la plantilla. De hecho, fue capaz de marcar de penalti y repartir una asistencia, otra vez a Luis Suárez.
Nadie intuía una posible salida del once de Kanté, ya que su rendimiento no ofrecía sospechas. Sin embargo, Enrique Martín decidió dejarlo en el banquillo de manera sorprendente en La Romareda.
Fue una decisión inesperada que a nivel táctico se explicaba mediante la entrada de Brugui, con quien el conjunto grana sumaba una pieza más en la medular y la perdía en la delantera.
No funcionó la variante táctica en el primer partido de Kanté como suplente desde Riazor. Enrique Martín lo admitió abiertamente cuando en el descanso volvió a meter al guineano en el equipo. Ya era demasiado tarde. El Zaragoza ya había devorado al Nàstic (0-3).
La falta de mordiente que tuvo el Nàstic sin Kanté en la primera parte en La Romareda y la mejora que sufrió desde la entrada del guineano en la segunda mitad hacían pensar que la decisión de dejarle en el banquillo no iba a volverse a repetir, al menos en un futuro inmediato.
Sin embargo, la realidad es que José Kanté no ha vuelto a aparecer en el once titular desde entonces. Acumula cuatro suplencias consecutivas y es difícil encontrar argumentos que respalden esta decisión. Numancia, Almería y Sporting no han tenido al guineano enfrente desde el minuto uno. A diferencia del día de Zaragoza, no ha sido Brugui quien le ha arrebatado el puesto, sino que ha sido Ike Uche quien le ha relegado al banquillo.
Pese a ello, Kanté ha podido marcar su segundo tanto con la zamarra grana. Fue ante el Numancia en el Nou Estadi con un tanto que sirvió para sentenciar el partido a favor del Nàstic. Solo necesitó 11 minutos en el terreno de juego para volver a evidenciar que tiene gol y una serie de aptitudes que el conjunto tarraconense agradece cuando está sobre el terreno de juego.
A día de hoy, José Kanté ha pasado de ser la gran esperanza del Nàstic a convertirse en el revulsivo del equipo. Un rol que el jugador parece aceptar, pero que lógicamente no le termina de satisfacer. El conjunto grana gana en fuerza y frescura cuando entra con el rival desgastado, pero supone un lujo innecesario tener a un futbolista como Kanté fuera del once titular.
Con los números en la mano, el futbolista nacido en Sabadell presenta el mejor promedio goleador del equipo (un gol cada 276 minutos). Lejos de sus registros quedan los otros delanteros del equipo: Luis Suárez (un gol cada 474 minutos), Ike Uche (un gol en 1.066 minutos) y Berat Sadik (un gol en 364 minutos).