Indulto en Palamós

El Nàstic deja vivo a un Llagostera al que dominó durante una hora pero que reaccionó en los minutos finales, después del gol del empate de Natalio. Naranjo adelantó a los tarraconenses

19 mayo 2017 19:34 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:39
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El Nàstic perdonó al Llagostera. Lo tuvo a tiro. Para enviarle directamente a Segunda B. Esa categoría en la que se generó el mal rollo entre granas y azulgranas y que, una vez más, quedó expuesto en el Municipal de Palamós. Se jugó en un doble partido: en el campo y en la grada. En ambos dominó el Nàstic pero acabaron en tablas.

El equipo de Vicente Moreno controló el duelo durante una hora larga. Gestionó las tensiones previsibles por la rivalidad existente con sabiduría y llevó el choque a su terreno, a un juego en el que los granas asumen el protagonismo. A través del balón fue mejor que su rival. Igual que frente al Oviedo la pasada jornada. Faltó lo mismo. El acierto. La pegada. De haber tenido claridad en los metros finales el partido no hubiera tenido otra historia que la victoria visitante.

Los gerundenses se revolvieron. La última rebelión del condenado que sabe que tiene muchos números de acabar sentenciado, pero se aferra a un arrebato final que le otorgue la salvación. Revivió con el empate y se pudo llevar el triunfo en alguna acción de José Carlos, un verdadero incordio en los minutos finales.

El Nàstic marca primero

El dominio grana sobre el césped llegó a ser abrumador en la primera mitad. Tejera destilaba destreza. Recogía y servía. Abría a una banda, protegía el esférico y volvía a exprimir al equipo por el bando contrario. Una faena de maestro de esgrima.

Madinda le acompañó en el trabajo. El gabonés saturaba el cuentakilómetros taponando el escaso juego azulgrana por el medio del campo. Puso criterio en la distribución, con decisiones casi siempre acertadas.

La ausencia de Emaná por lesión reclamaba nuevos protagonistas. Naranjo pidió asumir ese papel. Le tocaba por posición. El pichichi del Nàstic fue el más activo de los hombres de arriba, entrando por el centro del ataque. En el minuto 35 dispuso de la primera ocasión del partido. Tejera le mandó un balón largo que pilló a la defensa despistada. El atacante andaluz pinchó el balón y salvó la salida del portero local con una vaselina que se marchó ligeramente desviada. Cada vez que Naranjo recibía el cuero se olía el miedo en Palamós. Tanto que el público local la tomó con él y le calentó más de la cuenta.

El peligro tarraconense llegaba también con las acciones a balón parado. Muñiz sacó a relucir su pie izquierdo en cada una, aunque sólo en una falta directa rozó el gol. La barrera desvió el balón de la trayectoria.

El buen trabajo grana tuvo premio. Naranjo puso por delante al equipo tarraconense a inicios de la segunda mitad. Combinó en la frontal con Aníbal y punteó el cuero para alojarlo en las mallas. Lejos de los guantes de René. Un tanto merecido.

Todo lo que proponía el equipo de Oriol Alsina era al espacio. Fútbol directo. La defensa grana estaba advertida y solventó el reto. Vicente Moreno otorgó crédito a la pareja de centrales Molina-Suzuki, que le respondieron con un partido colosal. Cortaban el grifo antes de que el agua llegara a colarse entre sus filas.

Sólo hubo un despiste. José Carlos ganó espacio ante Mossa y sirvió un centro a priori inofensivo. El típico balón en el que nadie prevé peligro. Sólo el delantero listo. El que sabe donde estar. Aunque sólo sea por si las moscas. Alguien como Natalio. El atacante pescó. Remató y devolvió la igualdad al marcador.

El gol llevó el partido a una fase nueva. Más equilibrada. El Nàstic perdió fuelle y el encuentro se convirtió en un toma y daca algo temerario. Si algo le sobra a la plantilla de Oriol Alsina es pólvora. El entrendor gerundense la puso toda para sobrevivir. Moreno entró al juego. Sacó a Jean Luc, Álex López y Xisco Muñoz. Mientras en el bando local los cambios actuaron de revulsivos, en el Nàstic ninguno acabó de funcionar. La estrella del africano parece fundida. Mira poco hacia la portería rival. Ayer dio más pases hacia atrás que hacia delante. A Álex López se le nota falto de todo. Muchos meses lesionado para meterse en los leones.

Aún aportó Xisco Muñoz, que abrió espacios a la espalda de la defensa local sin que ninguno de sus compañeros le sirviera un balón en condiciones para cazarlo.

En los últimos minutos el cansancio hizo más mella en el Nàstic que en el Llagostera. Empujados por el público local y por una necesidad más acuciante que la del cuadro grana, aumentaron su presencia en los dominios de Reina. Natalio tuvo el segundo, pero apuntó desviado.

El meta del Nàstic apareció milagrosamente para poner el pie y evitar el gol de Benja y el drama para la afición del Nàstic.

Polémica

El partido no estuvo exento de polémica arbitral. Oriol Alsina se había quejado de las últimas actuaciones arbitrales que había sufrido su equipo. Ayer las dudas cayeron a su favor. Mossa vio una amarilla después de ver cómo Querol le agarraba. Una acción muy propia del futbolista reusense. En el Nàstic la hizo muchísimas veces. Agarra al oponente y cuando éste reacciona se deja caer. El fútbol de pillo que tanto conoce. Hubo unas manos en el área local. González Fuertes siguió con la línea de esta temporada cuando el Nàstic está en el campo, mirar para otro lado.

El empate permitió al cuadro tarraconense subir una posición, a tercero, beneficiado por la derrota del Oviedo en casa frente al Huesca (0-1). La distancia con el ascenso directo sigue a cuatro puntos por el empate del Alavés en Mendizorroza ante el Elche.

Para el Llagostera la salvación se mantiene alejada. Cinco puntos les separan de la Ponferradina, que cayó goleada en Leganés. Hoy podrían ser seis si el Almería gana en el estadio de los Juegos Mediterráneos al Bilbao Athletic. Ayer salió vivo en un partido que el Nàstic le indultó.

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