Els Amics Handbol la Canonja (AHC) nació de una bonita casualidad. Entre la década de los 90 y principios de los 2000 este pequeño municipio fue la capital del balonmano tarraconense. Su equipo, el TDM, llegó a alcanzar la primera división nacional. Sin embargo, los efectos de la crisis económica propiciaron la desaparición del club.
Diez años después, aquellos jugadores que crecieron jugando en el TDM sentían la necesidad de reencontrarse y jugar al balonmano de forma puntual. Para ello, fundaron la asociación Amics Handbol la Canonja. Quien lideró el proyecto fue Óscar Alejandro, hijo de Miguel Alejandro, fundador del propio TDM. Una vez creada la entidad, una chispa a medio camino entre la nostalgia y una necesidad intrínseca se encendió dentro de él. Sintió el impulso de convertir la asociación en un club de balonmano.
«Nos dimos cuenta que no podíamos mirar hacia otro lado, hay gente que tiene ganas de practicar un deporte que no sea el deporte rey», explica Alejandro, presidente del club y entrenador de la selección territorial y catalana de balonmano. Alrededor de 70 niños acudieron curioseados a la primera jornada de puertas abiertas de lo que ya era una realidad: els Amics Handbol la Canonja. Ese mismo año (2017) el club lanzó su actividad.
Razón de ser formadora
Su nomenclatura indica la motivación embrionaria de la asociación. Ya como entidad, la esencia sigue siendo la misma. Alejandro toma el proverbio «ganar es la consecuencia» por bandera. Mientras que otros clubes tienen por único objetivo la victoria, la razón de ser dels Amics la Canonja es formar a sus jugadores.
«No puedes venderlo como un deporte de equipo si después tu plantilla no la gestionas como tal. Todos los niños deben sentirse partícipes e identificados con el equipo», argumenta el presidente dels Amics.
La idea de revitalizar la práctica del balonmano llamó la atención entre aquellas generaciones que formaron parte del esplendor balonmanístico tarraconense y que ahora traen a sus hijos a jugar. Entre ellos destaca el nombre del novelista Jordi Ledesma, coordinador de la base.
El objetivo principal entre los más pequeños es que a través del juego se enamoren de lo que luego será el deporte. «Queremos que se cree una continuidad. Hacer crecer generaciones para poder cumplir con todas las etapas formativas», comenta Ledesma.
Fruto de un gran trabajo de reclutamiento por parte de Alejandro, sumado a una gestión conjunta y altruista, el AHC ha experimentado un gran crecimiento. Cuenta con un equipo en cada categoría inferior, tanto en la línea masculina como femenina, y este año se creará el senior femenino.
«Queremos que la Canonja tenga su sello de identidad como cantera de referencia»
Sin embargo, els Amics está siendo víctima de su propio éxito. La distribución de horas del Poliesportiu Josep Canadell no es suficiente y muchos equipos se ven obligados a jugar en la pista de hormigón descubierta, con todas las desconveniencias que supone.
Ledesma repara en el papel del AHC dentro del tejido social de La Canonja y reclama más implicación por parte del Ayuntamiento. «Hay gran demanda para hacer deporte pero pocos recursos, instalaciones no acondicionadas o con falta de renovación».
Ambos entienden el deporte como un elemento vertebrador, que ayude a que la sociedad sea mejor. «Tenemos que luchar porque el niño tenga una ocupación deportiva, cultural o social, que participen de ello», reivindica Alejandro. Y es que ellos no conciben los otros deportes como rivales, «son nuestros compañeros en este proceso», su rival hoy en día son las nuevas tecnologías.
Conciliar el trabajo con el club supone un sacrificio a nivel personal y familiar. «Tenemos la suerte de tener una cálidez humana detrás muy importante», expresa Ledesma. Sin embargo su pasión por el balonmano da sentido a todo. Para Alejandro, estar al frente del club supone una «necesidad vital» de compartir su pasión. «Esto en mi juventud me llenó mucho, ahora tengo la necesidad como persona y padre de compartirla». Para Ledesma, el balonmano es su “refugio de desconexión” y trata de transmitir su pasión y conocimiento del juego a los niños del club.
El sueño de los dos es que el AHC se convierta en un «referente social» en lo suyo. Que la escuela de balonmano de la Canonja tenga su sello de identidad como cantera de renombre. Si todo sigue su curso, el AHC será el vehículo de un sentimiento de pertenencia por un estamento deportivo en el cual sentirse identificados.
Machado de Assis aseguró que «el corazón es la región de lo inesperado». Sin saberlo, Óscar Alejandro, junto a sus compañeros, estaban poniendo la primera piedra en el camino de restituir el balonmano como un elemento más de la cultura popular de la Canonja.