«En la cima nos abrazamos, nos emocionamos. Hemos tenido un día radiante durante la ascensión. Sin nubes, con sol. No puedo estar mas feliz. La experiencia ha sido espectacular e inolvidable». A Gerard Descarrega se le nota eufórico. Habla desde Chamonix, pocas horas después de alcanzar el Mont Blanc, la cima más alta de los Alpes y de la Unión Europea con sus 4.810 metros. Otro desafío que este deportista invidente ha logrado culminar con éxito tan sólo tres semanas después de alcanzar el oro en los 400 metros de los Juegos Paralímpicos de Tokyo.
La ascensión se enmarca dentro del proyecto ‘Cumbres a ciegas’ en el que Gerard Descarrega (Reus, 1994) aparca por unos días su vida de atleta y cambia las zapatillas por las botas y los crampones; el pantalón corto y la camiseta, por la equipación de montaña; el dorsal, por la mochila; y el tartán, por laderas vertiginosas con nieve incluida. También tiene otro guía. Camino de las cumbres es Òscar Cadiach quien suple a Guille Rojo, su habitual compañero en la pista de atletismo.
Junto al experimentado alpinista tarraconense ya escaló el Aneto (3.404 m.) el pasado verano. Como entonces, en el Mont Blanc también les ha acompañado Xisco López, amigo de aventuras de Gerard que graba sus pasos en altura (sus imágenes y las de una productora darán pie a un futuro documental) y el doctor José Manuel Bueno, esta vez junto a otro guía, Jon Diéguez.
Gerard, que nunca había estado a tanta altura, admite que notó «cierto cansancio a partir de los 4.000 metros, una sensación de estar un poco mareado, pero tolerándolo muy bien durante toda la ascensión». El grupo la realizó en un periodo progresivo de 48 horas pasando por Le Nid d’Aigle (2.400 m) y los refugios de Teté Rousse (3.100 m) y Gouter (3.800 m.), hasta la cima de 4.810 m.
«Supimos aprovechar perfectamente el día y medio de buen tiempo que tuvimos, porque la previsión general era de malas condiciones meteorológicas. Durante la subida estuve siempre encordado con Òscar, que iba delante para asegurarme y guiarme en todo momento. Para él también era una responsabilidad. Así fuimos regulando los esfuerzos», narra Gerard. «En el descenso lo hicimos al revés. Òscar iba detrás mío para sujetarme (en caso de cualquier percance) y yo siempre tenía la referencia de la mochila de Jon que iba delante».
Cadiach, experto alpinista que en 2017 culminó los 14 ochomiles de la Tierra sin oxígeno adicional, también está satisfecho por la experiencia. «Tomamos las precauciones oportunas y preparamos una buena estrategia. Gerard, además, está en tan buena forma que hemos podido realizar los trayectos como cualquier otro grupo de los que están aquí».
«La gente sólo ha notado que Gerard es ciego en algún tramo en el que se cubría toda la cabeza con el buff», añade Cadiach, quien destaca que la mayor complicación fue durante el descenso porque «hubo una fuerte nevada que dejó entre 30 y 40 centímetros. Las condiciones se asemejaron a una expedición invernal».
Queda por definir la próxima cima de este proyecto conocido como 'Cumbres a ciegas' . Gerard tiene claro que «todavía no será el Aconcagua (6.961 m.)», uno de sus objetivos antes de llegar a un ochomil.