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El Nàstic se apaga en casa y pierde 0-2 con el Bilbao Athletic

Los granas caen por segunda vez esta temporada en el Nou Estadi. El conjunto grana no supo encontrar su mejor versión y sucumbió ante el filial del Athletic

15 febrero 2025 11:15 | Actualizado a 16 febrero 2025 09:37
Se lee en 3 minutos
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No imaginaba el Nàstic un escenario mejor que el que se planteó sobre el césped del Nou Estadi. El Bilbao Athletic, que llegaba en dinámica positiva, asumiendo el peso del partido y desde el inicio queriendo ser protagonista con balón. El rival proponiendo y el conjunto grana, con la presión habitual en los partidos de casa, agazapado. Buscando aprovechar su oportunidad en cualquier transición ofensiva. Nada más lejos de la realidad. La presión no surgió efecto en los primeros compases. La sensación del ataque tarraconense era la de ir corriendo detrás del balón sin llegar a estar cerca de robarlo. Y cuando lo hacía, la imprecisión se apoderaba de las botas de los jugadores granas.

El Bilbao Athletic, muy cómodo sobre el verde, fue ganando metros y arrinconando a un Nàstic que solo se dedicaba a intentar achicar agua y no permitir claridad en los últimos metros del ataque vasco. Pese a ello, el gol merodeaba el área grana. Y no tardó en aparecer. A balón parado, para más inri. Saque de esquina botado a la derecha de la portería de Alberto Varo, el balón rozó la cabeza de Pablo Fernández y se acabó convirtiendo en una asistencia para Ibai Sanz que aparecía en el segundo palo para con la testa enviar el balón a guardar.

El escenario idílico para el Nàstic se diluyó. Ahora eran los granas quien debían dar el paso adelante. Algo que a los de Dani Vidal les cuesta cuando van por detrás en el marcador. A fogonazos, el Nàstic empezó a generar peligro por banda izquierda. Con Víctor Narro y Roberto Torres muy activos e intentando que el juego de su equipo creciese desde sus botas. El ex de Osasuna asumió galones e intentó tirar de calidad y creatividad para que el partido se empezase a decantar para el lado tarraconense.

Con el conjunto grana transitando hacia su mejoría llegó otro aviso visitante. Como si de un déjà vu se tratase, a punto estuvo de hacer el segundo gol del Bilbao Athletic. De nuevo de un córner a favor del Nàstic. Los cachorros salieron en velocidad en un contraataque que tuvo que salvar Migue Leal lanzándose al suelo cuando Azkune se plantaba solo delante de Alberto Varo. El nerviosismo empezó a apoderarse del Nou Estadi. Las cosas no estaban saliendo. Como un oasis en el desierto, llegó la primera ocasión clara del Nàstic, casi a la media hora. Enésimo duelo que ganaba Pablo Fernández, asistencia para Narro, y el lanzamiento del extremo balear se acabó encontrando con la manopla del guardameta visitante cuando la pelota se colaba por la escuadra.

El conjunto vasco seguía demasiado cómodo jugando tanto por dentro como por fuera. Caminando con balón por delante del área del Nàstic a sus anchas. Un disparo de Ibón Sánchez que salió lamiendo el palo derecho de la portería de Alberto Varo volvió a meter el miedo en el cuerpo. Un intento lejano de Roberto Torres que se marchó desviado fue el bagaje que acabó dejando la primera mitad en la cuenta del Nàstic. El descanso fue lo mejor que le pudo pasar al conjunto de Dani Vidal.

Segunda mitad, misma dinámica

No cambió demasiado la dinámica en el inicio de la segunda parte. Las dudas seguían invadiendo a los jugadores del Nàstic y el filial vasco olía sangre cada vez que robaba el balón. Quiso modificar la dinámica Dani Vidal con cambios para intentar ajustar la presión en la salida de balón del rival. Pero el Bilbao Athletic seguía encontrando espacios entre líneas. Y cuando no los encontraba los generaba rompiéndolas con la calidad que atesoran sus jóvenes en las botas. El centro del campo grana trabajaba a destajo siempre con la sensación de que, por milímetros, nunca estaban el lugar correcto.

Fue otro chispazo el que activó al conjunto tarraconense. Y pudo ser el gol del empate. Antoñín, de espaldas, demostró su calidad. Se revolvió ante su marca, superó en el uno contra uno al siguiente defensa que se encontró por el camino y, de nuevo, apareció el portero visitante para negarle el gol el delantero malagueño. En apenas un suspiro, tuvo también el empate Pablo Fernández. Le cayó el balón en banda izquierda y su intento de centro se acabó envenenando para encontrarse con la madera. La afición se encendió con la doble ocasión y la confianza parecía que podía entrar en escena.

La mejora se desvaneció

Apenas cinco minutos después llegó el mazazo. En una de las interminables combinaciones del Bilbao Athletic en la frontal del área. Ahí le llegó el esférico a Iker Varela y con un disparo seco a la base del palo, el delantero vasco sentenció el partido. Nada pudo hacer Alberto Varo. Un gol que acabó con toda esperanza del Nàstic de poder meterse en el encuentro. Aun así, el conjunto grana le quiso poner corazón aunque parecía que ya era demasiado tarde. Jaume Jardí, que fue el que más lo intentó, lo probó con un lanzamiento desde fuera del área pero el balón, sin apenas fuerza, se marchó desviado.

Los movimientos al espacio de Antoñín y de Marc Fernández apenas hacían daño a los centrales rivales que disfrutaron de una tarde plácida. Y la frescura en banda izquierda que buscó Dani con la entrada de Concha tampoco fue fructífera. El disparo de Jardí fue lo más que inquietó el conjunto grana a su rival. Para colmo, el Nàstic vio como tuvo que acabar el partido con diez jugadores por la lesión de Juncà. Una demostración de que ayer no era el día.

El Bilbao Athletic apenas sufrió para llevarse la victoria del que, hasta el momento, es uno de los campos más complicados de la categoría. Se consumó la primera derrota ante un filial de la temporada. Toca hacer autocrítica y mejorar. El camino que debe recorrer el Nàstic de aquí al final es inversamente proporcional a lo que se vio ayer si quiere lograr el objetivo.

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