Nada más levantarse de la cama se acerca a la ventana. Sube la persiana, corre la cortina y la silueta de la Mussara aparece ahí enfrente, a lo lejos. La sierra y las montañas de Prades se divisan perfectamente desde el domicilio familiar de ‘Covi’ en Vilallonga del Camp. Mientras se pone en marcha su reloj biológico empieza a contar, automáticamente, las horas que le faltan para reencontrarse con el que es su paraje predilecto de entrenamiento los fines de semana. Desde la distancia empieza a trotar por sus caminos, a pisar su hierba, a sentir el olor de sus árboles... Son kilómetros y kilómetros de puro placer y felicidad. Una auténtica evasión frente al agotador ritmo diario. Y para ella, también el más efectivo de los desestresantes.
‘Covi’ es el apodo con que se conoce a Covadonga Robles Pujals (Tarragona, 1977), la flamante campeona de la Copa Catalana de carreras de resistencia de montaña. La atleta del Club Excursionista Trail Tarraco ha roto moldes ya que, pese a tratarse de su primera participación en el certamen, se ha hecho con los títulos absolutos y de veteranas.
Un éxito que ha basado en las tres carreras en las que ha tomado parte, de las cuatro pruebas que componían el circuito: la Estels del Sud, en Arnes (66 kilómetros+2.900 metros de desnivel acumulado), donde fue cuarta absoluta y primera veterana; la Trepitja Garrotxa (53 kms.+2.700 m.), en la que fue tercera y primera, respectivamente; y la Marató dels Roures, en Montblanc (43 kms.+2.500 m.), donde finalizó quinta y primera. Únicamente se perdió la prueba de las Valls d’Àneu (53 kms.+3.200 m.).
Los resultados han sorprendido a la propia atleta tarraconense, que lleva tan sólo cuatro años en esta especialidad. «Me animó a tomar parte en esta Copa Catalana Víctor del Águila. Lógicamente tuve que prepararme bastante a fondo, durante medio año, pero al final ha valido la pena», asegura ‘Covi’, que combina sus entrenamientos en la Mussara y las salidas también habituales al Puig d’en Cama, en La Selva del Camp, con alguna sesión individual de gimnasio y entrenamientos en grupo del Trail Tarraco en los que trabajan aspectos más técnicos y de fuerza en distintos puntos urbanos de Tarragona bajo la supervisión de Arturo Neriz.
Se ha adjudicado el título absoluto del circuito y el de veteranas de +40El buen ambiente que hay entre los llops y las llobes, como se conoce a los integrantes del CE Trail Tarraco ya que es el animal que lucen en sus equipaciones, es una de las claves que explican la pasión de ‘Covi’ por esta disciplina, en la que la tarraconense tiene como punto fuertes sus vertiginosos descensos, donde suele recuperar el tiempo que acostumbra a ceder en las subidas. «Llevo años con el tobillo derecho tocado y en algunos momentos tengo molestias», reconoce.
Sin embargo su capacidad de sufrimiento y su forma física le permiten combatir el potencial de sus rivales, la mayoría semiprofesionales, mucho más jóvenes y sin cargas familiares. ‘Covi’ es madre de Carla, una niña de seis años, fruto de su relación con Sergi Bel, su marido. Ambos forman parte siempre de sus carreras ya que los nombres de una y otro figuran escritos en las zapatillas de la tarraconense, que lleva además el de la pequeña también en el pantalón.
Sergi es otro de sus grandes puntales. Habituado a las carreras de resistencia y también a las pruebas más exigentes -el pasado sábado se proclamó campeón de la Ultratrail Tarragona en su distancia más larga, la Gran Trail, de 76 kilómetros- le ayuda a afrontar las pruebas y a compaginarlas con los entrenamientos y las labores familiares. «En la Estels del Sud él también participaba y me esperó para hacer juntos los últimos 25 kilómetros de la prueba», explica Covi, que trabaja en el departamento comercial de Faiveley.
Jugó a baloncesto hasta los 21 en las Teresianas y el Nàstic. Volvió a hacer deporte a partir de los 37Ambos se exigen muchísimo, quizás por su vinculación al deporte. Sergi fue durante muchos años jugador de hockey patines y ‘Covi’ de baloncesto, entre los 7 y los 21 años, en las Teresianes y el Nàstic. Lo sorprendente de su caso es que desde los 21 hasta los 37 dejó de hacer deporte hasta que un día se decidió a probar con el running, sin que le convenciera, y Arturo Neriz la animara a pasarse a las carreras de montaña.
De estos cuatro años se queda con varias carreras: la ‘Un Tomb pel Montsant’ de 2015 (de 15 kms., la primera que realizó); la de Poboleda de 2016 (la más emotivo, ya que ella ganó la prueba femenina y Sergi la masculina); y la Extrem Roures de Montblanc de 2016 (la más ilusionante, en la que fue segunda junto a Andrea, del Club Alliberadrenalina, después de 77 kilómetros de recorrido).