A Manolo Martínez (1980, Bigastro) nadie le puede reprochar no haber dado todo por la camiseta del Nàstic. Desde el minuto uno hasta el último que ha pasado vestido con la zamarra grana. Eso le hace retirarse con la conciencia tranquila y sabiendo que se ha ganado a pulso entrar con letras doradas en la historia del club grana. Ningún aficionado del Nàstic se quedará indiferente cuando el nombre del de Bigastro revolotee sobre el aire.
Llegó en el curso 2003/2004 procedente del Hércules. La afición comenzó a atisbar la presencia de un futbolista que hacía del coraje y la intensidad un credo constante. Sus actuaciones en su primer año como futbolista del Nàstic ayudaron a que el equipo certificase esa mismo temporada su ascenso a la Segunda División. El de Bigastro fue una pieza imprescindible sobre el césped, disputando 31 encuentros entre la liga regular y la promoción de ascenso.
Manolo Martínez no acusó el ascenso a la categoría de plata del fútbol nacional. Todo lo contrario. Se creció y desplegó ese liderazgo y fútbol que encandiló al Nou Estadi de manera definitiva. 32 partidos, 31 de ellos como titular y tres goles que ayudaron a que el equipo certificara la permanencia. Ya no había dudas, el Nàstic había encontrado a un líder tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Se va un grande en todos los sentidos! Gracias por todo Bigastro! @doblembigas pic.twitter.com/SAL9z1f29E
— Xavi Molina (@xavi4xatu) 13 de junio de 2017
En Primera División,otra grave lesión le volvió a pasar factura. Tan sólo disputó tres partidos en la primera vuelta. Fue el detonante de su salida. Manolo Martínez se veía obligado a decirle hasta pronto al club que le había robado el corazón en sus cuatro temporadas como grana.
Recaló en el Tenerife, otro conjunto en el que se ganó el cariño de compañeros y afición. Esa era su rutina. Darlo todo sobre el terreno de juego y conquistar corazones con la humildad por bandera. En Huelva y Levadiakos también lo hizo. El club griego fue la antesala a una vuelta soñada.
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Tarragona le abrió de nuevo las puertas cuando Manolo Martínez luchaba por recuperarse de una lesión en la rodilla. Ernest Canete, fisioterapeuta de los granas, fue clave en aquella recuperación. El 1 de agosto de 2014, el de Bigastro regresaba a los terrenos de juego con más fuerza que nunca. No era consciente de que iba a ser un pilar fundamental en el futuro reciente del Nàstic.
En el curso 2014/2015, el Nàstic logró el ascenso a la Segunda División con un Manolo Martínez capital en los planes de Vicente Moreno. El tercero en su carrera como grana. Aportó intensidad, garra, madurez y sobre todo, liderazgo. En su regreso a Segunda, aceptó el rol de suplente, aunque siendo el jefe del vestuario. Rozó las puertas de Primera por segunda vez. En aquella ocasión no se le abrieron. Nada de lamentos. Sólo orgullo.
Hoy, Manolo Martínez ya es pasado e historia grana. Se retira a lo grande. No sobre el terreno de juego, pero sí con el Nàstic en Segunda. Ha sido clave desde fuera. No le ha hecho falta pisar el verde para convertirse en uno de los líderes morales de la plantilla. Tarragona se despide del último héroe de Chapín. Gracias y hasta siempre, Manolo.