La vida sigue igual en el Camp Nou. El Barcelona, liderado por Leo Messi, domina con autoridad los últimos años en España. Es más, desde que Luis Enrique fue nombrado técnico azulgrana, ha ganado todas las competiciones nacionales que ha disputado, sólo con el lunar de la Supercopa de la campaña pasada ante el Athletic, que si no fuera por el negocio actual hubiera ganado sin jugar por haber hecho doblete.
Antes de comenzar su duelo ante el Betis, al Barça le fue entregado el trofeo de la Liga 15-16, que logró de modo definitivo en Granada. Algo tarde, ya hubiese sido más bonito que la hubiese recibido en Los Cármenes, pero la decisión dejó una imagen reveladora sobre la superioridad azulgrana. El duelo arrancó cuesta abajo para el cuadro local, que sigue funcionando con naturalidad, siempre a partir de Messi.
El argentino ve la jugada en la izquierda, hace una apertura diagonal a la espalda de los centrales, para que irrumpa solo Alba. El lateral la puso al corazón del área para que Arda rematase a placer. El turco lo hizo con el exterior del pie a la red y se benefició de que el central fue incapaz de despejar sobre la línea. Arda disfruta haciendo de Neymar y no en el centro del campo, donde Denis Suárez sí demostró estar a la altura para poder suplir a Iniesta.
El Betis sufrió mucho, seguramente porque no optó por el plan correcto. Se metió muy atrás, algo que usó el técnico Gustavo Poyet con el Sunderland ante los grandes de la Premier. Y eso que los resultadistas podrían decir que fue capaz de empatar. Bravo pudo hacer más en un gran zapatazo de Rubén Castro que entró por el palo defendido por el chileno.
El genio argentino optó por tirar de lo conocido. Repitió ese gol que viene creando desde hace una década, ya que lleva 46 goles desde fuera del área. Sale desde la banda derecha y la pega con la zurda ajustado al palo. El Betis no acertaba a achicar y encima había perdido por lesión a Petros, que se llevó un codazo de Jordi Alba. Encajó el tercero antes del descanso, en otra buena conexión colectiva local. Sergi Roberto desea hacer olvidar a Alves y en su primer día en el nuevo césped del Camp Nou, ahora híbrido, dejó dos asistencias y su buena conexión con Messi.
La segunda mitad fue otro monólogo del vigente campeón. El gol llegó en un contragolpe en el que Messi arrancó durante 40 metros, hizo una pared con Arda y optó por ceder atrás, dentro ante Adán, para que marcase su amigo charrúa. Un minuto después ya optó por conseguir su segunda diana con su clásico disparo lejano, aumentando a 12 los goles logrados en la primera jornada liguera. De ahí al final, Luis Enrique dosificó sus recursos. Luis Suárez anotó de golpe franco, demostrando su potencial en el golpeo, y Castro se adelantó para hacer pleno: dos remates, dos goles, ya en el final.
