Tras ganar cuatro premios Goya con Adú (2020), el director madrileño Salvador Calvo viaja a la India en su nueva película, Valle de sombras, una historia de supervivencia en el Himalaya y de redención personal protagonizada por Miguel Herrán, que llegará a los cines el viernes, aunque se preestrena en Tarragona mañana.
Calvo, que se fue a Benin para rodar Adú, un filme sobre la inmigración, y a Guinea para su primera película, 1898. Los últimos de Filipinas (2016), tenía claro que quería rodar en los enclaves reales en que sucede su nueva película, que ha logrado tres nominaciones a los Goya.
No fue fácil convencer a Atresmedia y a Netflix, «ese proceso quizá fue más duro que el rodaje», confiesa, y hubo momentos críticos, como cuando los visados para ir a la India no terminaban de llegar, al tratarse de una zona muy militarizada, Ladakh, en la frontera con Afganistán, y tuvo que ir a localizar a los Pirineos como «plan B».
«Al final la embajada se portó fenomenal con nosotros y consiguió desbloquearlo», asegura, convencido de que le mereció la pena: «Es un lugar con una energía muy especial, yo creo que es la primera película que se rueda ahí».
El guión, que ha coescrito junto a Alejandro Hernández, parte de varias noticias sobre turistas desaparecidos en esa zona a finales de la década de los 90 y principios de los 2000.
Cuenta la historia de una pareja y el hijo de ella, interpretada por la actriz Susana Abaitua, que han ido de vacaciones al norte de la India y una noche, durmiendo al raso, sufren un brutal ataque. Quique (Herrán) es rescatado por un nativo y trasladado a una aldea remota donde tendrá que enfrentarse a sus fantasmas.
«La película se inspira en varias historias reales», dice Calvo, «pero fue derivando a pura ficción y al final es una historia de una persona corroída por la culpa y ese viaje de redención, de perdonarse a sí mismo».