Un año después de incorporarse al trabajo, Mimí sufre una crisis importante. Con la intención de hacer una pausa de desconexión, Enric, su pareja, consigue convencerla para hacer el viaje que siempre habían soñado. La pausa se alargará más de lo previsto y las vivencias de Mimí en la India tendrán, a su vuelta a casa, consecuencias inimaginables.
De esta manera, la escritora Teresa Duch (Vimbodí, 1956) se adentra en L’era dels llops (Terra Ignota Ediciones), el cuarto libro de la saga de novela negra protagonizada por la ya inspectora Mimí Vidal, le preceden Les cadenes subtils (2016), El silenci de Vallbona (2017) y La llum de l’impostor (2020).
«Al final de la tercera novela, Mimí Vidal tiene una hija; entonces, tras un año de excedencia, se reincorpora al trabajo, pero sufre una crisis importante, ya que empieza a plantearse, cuando está frente a los delincuentes que un día fueron niños, cómo han llegado al punto de cometer todo tipo de atrocidades. En consecuencia, Mimí Vidal no es capaz de hacer lo que hacía antes, por lo que su pareja le sugiere una pausa. Cuando regresa, debe afrontar la plaga que afecta L’era dels llops, y que no es otra que la de un grupo de ‘lobos’ que violan colectivamente», explica la autora.
La inspectora Mimí Vidal echará mano de su intuición, empatía y tenacidad para arrojar luz
Así, como no podría ser de otra manera, Teresa Duch asegura que la trama «me hace cuestionar el problema de la maldad humana, es decir, si existe una maldad pura o si está agraviada o provocada por los problemas que haya tenido una persona durante su vida y qué responsabilidad tiene la sociedad».
En esta misma línea, la escritora confirma que «tanto en esta última novela, como en las tres primeras, siempre me hago preguntas que todos nos hacemos y que necesitan respuestas, como por qué algunos hombres se creen que las mujeres son un objeto a su disposición».
Al mismo tiempo, L’era dels llops quiere hacer conscientes a los lectores de que pueden tener a su alrededor una víctima. Por esta razón, destaca Teresa Duch, «en la novela, Mimí Vidal se pone en la piel de las víctimas, cuando declaran y denuncian, ella misma sufre una persecución y también otras personas de su entorno; la alarma social de las violaciones en grupo afecta directamente a la inspectora quién, inevitablemente, se cuestiona por qué cada determinado tiempo hay un goteo de este tipo de casos, que horrorizan a la sociedad, pero que nadie sabe explicar por qué ocurren». En cualquier caso, la inspectora echará mano de su intuición, empatía y tenacidad para arrojar luz.
