De la misma manera que los árboles se desprenden de sus hojas en otoño, también forma parte del ciclo de la vida la caída del cabello en esta época del año. Hablamos del efluvio telógeno estacional. «El período de crecimiento del cabello transcurre por diferentes momentos: primero, crece; después, se estabiliza; y más tarde, cae; entretanto, hay un momento de reposo, es decir, no crece cabello nuevo, pero pasado un tiempo, entre tres y cuatro meses, vuelve a crecer», describe el Doctor Ignacio Sevilla, director médico de Svenson.
Por su parte, la Doctora María Caggiano, de Hospital Capilar, indica que «en realidad, se trata de una renovación capilar debida al propio ciclo de crecimiento del cabello. Durante el mes de julio hay un aumento de los folículos en fase telógena o de reposo. Es un proceso que dura aproximadamente 100 días, observando, de esta forma, una mayor caída del pelo durante el otoño».
Múltiples factores
Descuidar la salud del cabello en verano tiene consecuencias. Así lo advierte el Doctor Sevilla: «Los microdaños que causan agentes externos como el sol, el agua del mar o la piscina, y los cambios en la alimentación y la actividad física también ‘estresan’ el cuero cabelludo», propiciando, en mayor medida, la caída estacional.
Además, a diferencia del período estival, la vuelta a la rutina y el estrés que (muchas veces) le acompaña también favorece que el pelo se caiga con mayor intensidad. «Aprender a controlar el estrés durante todo el año es un factor protector ante la pérdida de cabello, de la misma manera que lo es para cualquier otra enfermedad», afirma la Doctora Caggiano.
Cuándo alarmarse
Desde el Hospital Capilar recuerdan que la duración de un efluvio telógeno por una pérdida estacional es determinada y tiene unos síntomas muy concretos: «Hay un aumento de la caída sin compromiso significativo del volumen capilar, la tricoscopia no es específica y se observan pelos en el recrecimiento». Así lo explica la Doctora Caggiano. En cambio, «si la caída del cabello se prolonga en el tiempo, si se nota una pérdida de densidad importante o si se acompaña con otra sintomatología, es conveniente consultar con un profesional médico». De hecho en esta época hay un aumento de las consultas por tratamientos de hasta el 35% respecto a la primera parte del año.
Aunque es complicado saber cuánto pelo se nos cae al día, el Doctor Ignacio Sevilla contabiliza que «entra dentro de la normalidad la pérdida de entre 50 y 100 folículos por día, algo que de forma cotidiana ni percibimos, como mucho lo notaremos en la almohada o cuando nos duchamos; sin embargo, si esta cantidad se duplica, será más perceptible la caída y es cuando nos alarmaremos».
Mujeres, mayor afectación
A pesar de que puede afectar a cualquier persona, la caída estacional es más común en mujeres. «El grosor de la coleta es uno de los signos de pérdida de densidad más significativos, ya sea de manera generalizada o en zonas concretas; al mismo tiempo, las mujeres suelen percibir una mayor debilidad y que el cabello se vuelve más quebradizo», explica la Doctora Caggiano. También hace hincapié en que «ante cualquier otro signo, se debe acudir al especialista para distinguir si estamos ante los efectos de la caída estacional o si existe otra patología o alopecia que provoque esta pérdida de cabello».
Por otro lado, el Doctor Ignacio Sevilla afirma que «dependiendo de la edad de la mujer el efluvio puede cronificarse si coincide con la menopausia». «Los cambios hormonales pueden contribuir a que dicha caída estacional se prolongue más de lo que debiera en el tiempo. Por ello, muchas acuden a la consulta preocupadas porque notan una menor densidad».
Minimizar los efectos
Pero no todo está perdido. Para mantener a raya la caída del cabello en otoño, la Doctora María Caggiano recuerda que «seguir una dieta equilibrada todo el año, incorporar complejos vitamínicos específicos para la salud capilar y realizar actividad física de forma regular son algunas de las principales recomendaciones para minimizar los efectos negativos de la caída estacional».
En lo que a los tratamientos se refiere, ambos especialistas coinciden en que dependerán en todo momento de cada paciente, por lo que se requiere una valoración médica previa para realizar el correcto diagnóstico y plantear el posterior plan terapéutico.
«En líneas generales, los tratamientos que más se realizan para hacer frente a este problema son el Plasma Rico en Plaquetas, la mesoterapia con vitaminas y/o medicamentos, ya que en algunos casos confluyen el efluvio telógeno con la alopecia androgénica. De igual forma, dependiendo del paciente, se puede complementar con vasodilatadores orales o tópicos y complejos vitamínicos», concluye la Doctora María Caggiano.