La rasquerana Helena Escoda es Enfermera Referente en Sistemas de Información y Registro. Desde siempre ha sentido que «con paciencia y apoyo podía ayudar a los demás».
¿Qué le motivó a estudiar Enfermería?
En el núcleo familiar existía, muy arraigado, el valor de cuidar a los demás. Mi abuela paterna era una matriarca de tribu, es decir, cualquier cosa que pasaba en el seno de la familia, ella era conocedora. Esto me hizo sentir que con una buena dosis de paciencia y de apoyo, yo también podía ayudar a los demás. Entonces, cuando decidí estudiar Enfermería tuve claro que, primero, debía aprender todos los conceptos fisiopatológicos para entender las relaciones del sistema del cuerpo humano. Antes de terminar la diplomatura, en 2008, la última formación de prácticas fue en la Unidad de Críticos del Hospital Universitari Joan XXIII, donde, con el apoyo de la Universidad Juan Carlos III de Madrid, también realicé un curso de expertez. Después de un par de años, cursé el Máster universitario en Investigación en Ciencias de la Enfermería, lo que me ofreció una visión más amplia de la profesión, sobre todo en el ámbito de la docencia.
Nunca ha dejado de formarse.
Cierto. Tras terminar el máster encadené diferentes contratos de enfermería que seguí compaginando con la formación. Hasta que surgió la oportunidad de firmar un contrato de interinidad. En aquel momento, tenía pareja estable y nuestro primer hijo nació en 2016. Para tener una mayor disponibilidad por las tardes, cogí una reducción de jornada del 80%. Me apetecía vivir la maternidad desde la tranquilidad, es decir, no tener que ir de aquí para allá engullida por el tiempo y no poder disfrutar del tiempo de crianza. Más tarde, nuestra segunda hija nació en 2019. La baja de maternidad me sirvió para estudiar las oposiciones y después pasé a una reducción de la jornada del 50%. Después, llegó la pandemia y en junio de 2020 me ofrecieron un cambio de ubicación y de contrato que me permitió pasar a formar parte de la dirección enfermera, a través del proyecto corporativo ARES del Institut Català dela Salut (ICS), cuyo objetivo es harmonizar los estándares de curas enfermeras. La condición para aceptar era incorporarme a jornada completa, pero solo por las mañanas y con un horario más flexible. Al poco tiempo me divorcié teniendo la custodia exclusiva. En mi caso, tener un turno fijo por la mañana, estando sola en Tarragona cuando no tengo cerca a mi familia, ha resultado clave para compaginar la vida familiar y laboral. Me siento muy afortunada. Esto no significa que algunas veces eche en falta estar a pie de cama con los y las pacientes.
Ser la referente del Programa ARES debe suponer un nivel elevado de organización. ¿Cómo gestiona el estrés?
Actualmente, lo que más me inquieta es mi autoexigencia, porque tengo un sentido muy alto de control absoluto. En este sentido, acudir a terapia de gestión del estrés, impartida por Mercè Millán, me permitió aprender más sobre la estructuración del subconsciente y ver y vivir las cosas de una manera diferente.
Asimismo, he aprendido a organizarme y a tener una buena planificación, todo ello sin perder de vista la humanización de las curas en lo que es la representación en el sistema de prestación del servicio de las enfermeras.
Por otro lado, adquirir nuevos conocimientos siempre es un reto, porque soy una persona inquieta y con mucha motivación. Entonces, aceptar este empleo, supuso una oportunidad para seguir sintiéndome útil e importante en la vida.
¿Cuál es su situación familiar?
Soy consciente de que tengo dos niños pequeños que cuando llegan al final del día están agotados. Todos los días están conmigo excepto los miércoles y un fin de semana cada quince días. Al principio, lloraba cuando no estaban conmigo, pero ahora aprovecho este tiempo descubrirme como mujer.
Tener un buen círculo de amistades también es importante.
Sí, porque te ayuda a afrontar todo de manera más positivamente. Al final, como mujeres, la mayoría priorizamos otras cosas antes que nosotras.
¿Cuáles son los principales retos en cuanto a conciliación?
A nivel personal, para no sentir tanto estrés, necesitaría encontrar más tiempo para mí misma, pero, por otro lado, me sabe mal anteponerme a mí cuando yo he elegido ser madre. Así que me reconforta estar siempre con los niños,
Como colectivo, el gran reto es reordenar los turnos de trabajo y la distribución del tiempo. En consecuencia, estamos viviendo una fuga de profesionales de los hospitales hacia la atención primaria porque las nuevas generaciones priorizan la vida personal antes que la laboral.