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Gemma March, comadrona: «Urge una mayor estabilidad laboral para una conciliación efectiva»

Se decantó por esta especialidad «para estar al lado de las mujeres en todos los procesos de salud»

27 marzo 2024 08:28 | Actualizado a 27 marzo 2024 08:44
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Gemma March es comadrona en el ASSIR de Tarragona. Se decantó por esta especialidad «para estar al lado de las mujeres en todos los procesos de salud». Desde entonces, ejerce la profesión con la misma ilusión del primer día, si bien cuando formó su familia tuvo que renunciar al ejercicio de la docencia por la imposibilidad de combinar el ejercicio laboral con la vida personal.

¿Por qué estudió Enfermería?

Cuando terminé el Bachillerato y COU estaban construyendo el Hospital Comarcal de Móra d’Ebre. Esto me hizo pensar en las posibilidades de proyección laboral. Mientras que mis amigas se decantaron por Magisterio y Farmacia, yo opté por Enfermería. Después, me di cuenta de que me encontraba a gusto atendiendo, cuidando y estando al lado de las mujeres en todos los procesos de salud.

Basándose en su experiencia, ¿qué factores todavía dificultan la conciliación?

La falta de corresponsabilidad en las tareas familiares es la causa principal, motivo por el cual todavía padecemos discriminación patriarcal. Aunque se ha avanzado muchísimo, queda un largo camino por recorrer. Las medidas y los cambios en los permisos de conciliación, que se han puesto en marcha, deben tener repercusiones en el ámbito laboral y a nivel social con el objetivo de seguir trabajando por la igualdad.

Por otro lado, existe una brecha salarial.

Las enfermeras padecemos una doble discriminación, una por ser mujeres y otra a nivel salarial, ya que históricamente ni se ha reconocido nuestra valía ni responsabilidad. Todo ello hace que muchas profesionales busquen oportunidades laborales en Europa.

Sus hijos ya tienen 29 y 32 años. Cuando se planteó formar una familia, ¿qué dificultades tuvo que superar?

En aquella época compaginaba el trabajo en la sala de partos del Hospital Universitari Joan XXIII, en la Clínica Monegal y las clases como profesora asociada en la entonces Escola d’Infermería. Entonces, coincidiendo con mi primer embarazo tuve que renunciar al ejercicio de la docencia, lo que resultó muy duro para mí. Incluso, los primeros meses, tenía sueños recurrentes a lo que había renunciado. Pero con el paso del tiempo, aprendes a adaptarte a las circunstancias; todo fue normalizándose y seguí trabajando con la misma ilusión.

Las futuras generaciones deben tener mucha perseverancia, vocación y voluntad

En aquella etapa, ¿cómo gestionó el estrés de las cargas profesionales y personales?

Tengo la suerte de que me gusta mucho el deporte, lo que me ayudó y me siguen ayudando a gestionar el estrés fuera del trabajo. Cuando estoy en la consulta, mi única preocupación es trabajar de la mejor manera posible, sabiendo que los cuidados que presto a las mujeres son en beneficio de su bienestar y calidad de vida, lo que me enriquece en muchos aspectos.

En la actualidad, existe una escasez de comadronas.

Sí, lo que repercute en cada una de nosotros con una mayor presión asistencial. Se convocan muy pocas plazas, por lo que confiamos en que la administración contrarreste, en los próximos años, esta situación, teniendo también en cuenta la previsión de jubilaciones. Por todo ello, las futuras generaciones deben tener mucha perseverancia, vocación y voluntad.

La profesión no está exenta de riesgo psicosocial.

Cierto. No podemos obviar que la salud no es solo la ausencia de enfermedad, sino que es un estado de bienestar integral, tanto físico como psíquico y emocional. Que exista un equilibrio repercute en el bienestar y la salud, y también en el ejercicio de la profesión.

¿Qué hay que cambiar?

Revisar los contratos que se ofrecen a las enfermeras, con el fin de garantizar una mayor estabilidad y medidas reales para poder ejercer una conciliación laboral y personal efectiva, sin miedo por perder el lugar de trabajo. En este sentido, existe un problema endémico y es que muchas parejas renuncian a tener hijos porque pasan el tiempo esperando el mejor momento. Así, cuando alcanzan una estabilidad laboral y emocional, muchas de ellas deben enfrentarse a problemas de fertilidad. Por todo ello, en mi opinión también se deberían emprender medidas para incidir más en el valor la crianza y como este enriquece a las personas.

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