El detective barcelonés Nico Ros regresa con su segundo caso, donde se enfrenta a un sádico asesino que siembra el terror en la comarca del Empordà. Padrenuestro (Planeta) es la segunda novela de la serie escrita por Beatriz Roger y Luiso Soldevila, madre e hijo que, en esta ocasión han ganado en intensidad criminal. «Buscamos un escenario potente, un poco macabro, donde el lector pueda sentir angustia, aunque sin regodearnos en el gore», cuenta Luiso Soldevila.
Padrenuestro arranca con una doble investigación. La búsqueda de un asesino y la del inspector Pàmies quien, a cargo de las pesquisas, desaparece sin dejar rastro. «Es el punto emocional y también la resolución. De alguna forma, el equipo confía en que si se encuentra al asesino, también aparecerá con vida el inspector», explican sus creadores. Pàmies, un personaje arquetipo, adicto, atormentado por un trágico pasado, sin nada que perder. «Quiere seguir bebiendo porque no le interesa vivir despejado. No quiere soportar el horror», afirma Beatriz. No obstante, sus creadores han intentado huir de las etiquetas, «aunque es muy difícil porque siempre persiguen, pero nuestros personajes ni son superhéroes ni desastres totales. Son personas con sus grises que afrontan la vida como todos nosotros». Es en esos grises en los que Pàmies convive con sus propios fantasmas. Igual que Nico o el narcotraficante Jamal.
Los fantasmas, que mucho tendrán que ver en esta segunda entrega, entre el esoterismo y el zodíaco. «El tema nos gusta mucho, nos da esa aura más mágica que permite mucho juego en los escenarios, en el planteamiento, en la historia que está intentando contar el asesino y que los inspectores están intentando descifrar», relata Soldevila. «Por ejemplo, Doña Sol no tiene verdades absolutas, tiene intuiciones, por lo que ella avisa. Se manejan estos dos mundos, el que no se ve, con el práctico, la investigación, que intenta ser rigurosa. En medio estaría Nico, que va por libre, se apoya en las fuerzas del orden, pero no le gusta obedecer, detesta que le manden», añade Beatriz Roger.
Tras todos los revestimientos, el pasado, siempre presente, ese que nunca perdona. «Cuando escribíamos la novela teníamos un conflicto porque parece que hay gente que no pague nunca por su pasado. Lo que queríamos reflejar no es tanto pagar por el pasado, que más o menos queda dicho entre líneas, sino la conciencia de cada uno, lo que a nivel individual no te puedes perdonar, la angustia vital», resalta Beatriz. «Lo importante es que cada uno tenga hechas las paces con su propio pasado», concluye Luiso.
La serie de Nico echó a andar con Marismas, también publicada por Planeta. «Los personajes son como una gran familia y nos encanta hacerles evolucionar», dice Luiso. Ambos aseguran que algún día escribirán sobre Tarragona con la que ya tienen vínculo pues Soldevila es miembro de la familia propietaria de la Casa Xatruch, en La Canonja, edificio modernista, del tarraconense Jujol, catalogado como Bien Cultural de Interés Local.
Paisajes para sembrar de cadáveres no les faltarán.