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El Toll de l’Esqueix, la piscina natural que se esconde en El Pinetell

Destaca por su salto de agua, pero sobre todo por los puentes colgantes de madera, recientemente restaurados

03 mayo 2023 20:12 | Actualizado a 04 mayo 2023 07:00
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Els Gorgs de La Febró, el Toll de l’Olla o el Niu de l’Àliga son algunas de las piscinas naturales más populares de las Muntanyes de Prades. Sin embargo, existe una poza no menos bella que hasta ahora había pasado desapercibida, tanto como la antigua población cuyas tierras la acogen. Se trata del Toll de l’Esqueix, una piscina natural alimentada por las aguas del río Brugent que pertenece a la antaño autónoma aldea de El Pinetell. Salta a la vista por su salto de agua, sí, pero sobre todo por los puentes colgantes de madera, recientemente restaurados, de los que nos serviremos para cruzar al otro lado del río y recorrer este solitario valle mientras escuchamos el croar de las ranas. Así pues, esta semana visitamos el Toll de l’Esqueix. Este recorrido, por su atractivo y accesibilidad, está llamado a convertirse en uno de los más conocidos de la zona.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza fácil gracias a escasos 4,4 kilómetros y 177 metros de desnivel positivo. Lo más duro está en la vuelta, pues la ida consiste en un suave descenso hasta el curso del río Brugent. En lo que respecta a la complejidad técnica, el último tramo de la bajada está equipado con una cuerda a fin de evitar resbalones. Los puentes colgantes no entrañan dificultad alguna, ahora bien, conviene pasar por ellos de uno en uno.

Instrucciones de la ruta

El punto de inicio está en la aldea de El Pinetell, cuya entrada sale a la izquierda de la TV-7044 si conducimos de La Riba a Farena. Encontraremos la zona de aparcamiento inmediatamente antes de las casas. Arrancamos la marcha caminando por la calle que une el estacionamiento con el pueblo hasta que veamos un poste de la luz a la izquierda: en él están pintadas las marcas blancas y verdes del Sendero Local (SL). A escasos minutos alcanzaremos un sendero paralelo a un margen de piedra que nos llevará a un cruce de caminos indicado por un mapa de señalización. Antes de descender hasta el Toll de l’Esqueix, tenemos la posibilidad de acercarnos a la Roca del Lloro, un mirador privilegiado del valle que está a escasos minutos. Cuando emprendamos la bajada al Toll de l’Esqueix y crucemos el río por los puentes, caminaremos paralelos a él hasta el Molí del Pinetell, punto en el que la ahora calzada gana altura. El recorrido concluye gracias a esta senda que nos devuelve a la aldea.

El Pinetell, bastión templario

Tal y como reza el libro Contra l’oblit, els poblets abandonats a la demarcació de Tarragona, editado por la Diputació de Tarragona, «El Pinetell es una aldea situada a 7 kilómetros al sudoeste de Montblanc a 610 metros de altura». Lo más destacado de su conjunto son su iglesia románica del siglo XII y las ruinas de su castillo, otrora en manos de los templarios hasta que el conde rey Jaume II mandó que se les persiguiera y requisara sus bienes.

Esta pedanía de Montblanc quedó abandonada en 1849. No obstante, hoy no presenta la imagen de un pueblo fantasma en tanto que lo habitan 10 personas que, junto a los clientes de su alojamiento rural, dan vida a este lugar. De aquellos años quedó la fama que se granjearon los vecinos como especialistas en la producción de reïna, un valioso material industrial que se obtenía agujereando la corteza del árbol, es decir, haciendo sangrar el pino.

Despoblación de las montañas

La imagen que presenta El Pinetell nos invita a reflexionar sobre la despoblación en las Muntanyes de Prades. En poco más de 100 años, esto es, entre 1860 y 1981, las poblaciones englobadas en estas montañas pasaron de 6.036 a 1.171 habitantes. La inmensa mayoría abandonaron sus casas y encontraron refugio en la planicie del Camp de Tarragona, siendo Montblanc, Reus o Tarragona los principales destinos. Entre las razones están la crisis de la filoxera a finales del siglo XIX, así como la falta de elementos de modernidad.

Son paradigmáticos los casos de La Mussara y Gallicant, cuyos procesos de despoblación concluyen a mediados del siglo XX y son estimulados, entre otras cosas, por las pobres perspectivas de crecimiento.

La primera de estas localidades carecía de red eléctrica, así como de médico o el agua corriente, luego el éxodo era una cuestión de tiempo. Sin embargo, otros municipios han aguantado el envite de la despoblación rural, como Capafonts, Montral o La Febró, siendo esta última una de las menos pobladas de la zona.

La imagen que presenta nos invita a reflexionar sobre la despoblación en las Muntanyes de Prades
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