Más de 650 objetos arquitectónicos, de diseño y mobiliarios, obras de arte, documentación, planos y fotografías comparten protagonismo en la exposición Gaudí, que se puede visitar en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) hasta el 6 de marzo de 2022, ya que después la colección se trasladará hasta al Musée d’Orsay (París), donde permanecerá del 11 de abril al 17 de julio de 2022. «Veinte años después de la celebración del Año Gaudí, esta exposición se aleja de los tópicos y propone una revisión completa de la trayectoria del arquitecto, en un intento de ofrecer una imagen diferente a la habitual, y apartada de la visión de un Gaudí separado del mundo, un genio aislado y misterioso, que recibe constantemente la inspiración por algún tipo de ciencia infusa o de providencia», explica Juan José Lahuerta, comisario de la exposición.
Entre todas las piezas se incluyen catorce objetos originales cedidos por el Museu de Reus: un cuaderno con apuntes, notas y dibujos de su época de estudiante y de los primeros años como arquitecto; cinco hojas sueltas con diferentes textos, croquis y dibujos; seis hojas con diferentes dibujos y esbozos; el retrato fotográfico del año 1878; y el carnet de expositor, con retrato fotográfico incluido, del año 1888.
Cantidad y diversidad
Del mismo modo que el Museu de Reus, más de setenta instituciones y colecciones, tanto nacionales como internacionales, colaboran prestando piezas para esta gran exposición, que cuenta además con las obras de la propia colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya. Por ejemplo, se expone por primera vez uno de los tapices realizados por el tarraconense Josep Maria Jujol por encargo de Gaudí para los Juegos Florales de 1907. «Una de las características diferenciales de la exposición, además de la cantidad de piezas que se muestran, es la variedad de las mismas, porque no solo enseñamos obras de Antoni Gaudí, desde muebles magníficos hasta dibujos, fotografías originales y planos, sino también destapamos el contexto en el que el arquitecto estaba presente, a través de revistas de la época en las que aparecen fotografías de sus edificios o caricaturas de él mismo», detalla el comisario de la exposición. Por ello, el recorrido respeta la cronología de la obra y la vida del arquitecto. «Empieza con una visión de la formación de Gaudí y de sus primeros proyectos hasta que conoce a la familia Güell; también hay una sección dedicada a los edificios que construyó en El Eixample; otro ámbito dedicado a la Sagrada Família, donde estableció su obrador, que se convirtió en uno de los centros artísticos, ideológicos y de producción simbólica más importantes de la Barcelona moderna», explica Juan José Lahuerta.
Un arquitecto ‘más humano’
¿La exposición contribuye a humanizar la figura del arquitecto? «Muestra al arquitecto dentro de un mundo que es muy complejo y del que él forma parte. Por regla general, la figura de Gaudí se presenta como si no hubiese existido nada a su alrededor y particularmente como si Barcelona, en su época, fuese un lugar ideal en el que él alegremente construye sus obras, sin ningún tipo de contexto». Así, sigue explicando Juan José Lahuerta, «reconstruyendo este contexto, la exposición Gaudí contribuye a hacer bajar al arquitecto de esta especie de mundo ideal, presentándolo en un mundo real, lo que contribuye a humanizar la figura del arquitecto». La complejidad de afrontar una exposición de estas dimensiones ha sido, en palabras del comisario, «justamente afrontar la complejidad del propio arquitecto». «Enseñamos todas las capas, tan complicadas y contradictorias, de la vida y obra del arquitecto, cuyas complejidades hicieron de su arquitectura, no un ornamento, sino una obra que nos interpela directamente sobre nuestra historia y nuestro presente».
Juan José Lahuerta recalca la importancia de descubrir y/o redescubrir que la obra de Gaudí es mucho más que una creación estética, «es la manera de entender nuestra historia». «Antoni Gaudí fue un arquitecto que definió la modernidad y, en términos muy directos, la figura, la imagen y el sentido simbólico de una ciudad como Barcelona. Por ello, conocer y reconocer a Gaudí es reconocernos a nosotros mismos y volver a pensar en nuestra historia, lejos de idealizaciones».