La publicación de La Montaña Mágica ha cumplido esta semana cien años, en momentos en que la novela más representativa de la obra de Thomas Mann tiene ecos sobre las crisis del presente.
«Nos olvidamos de leer periódicos y un día nos damos cuenta de que ha estallado una guerra mundial», dijo el crítico Volker Weidermann. En La Montaña Mágica los personajes viven aislados de lo que ocurre en el mundo en Davos y al final los sorprende el estallido de la Primera Guerra Mundial que la mayoría de ellos –ocupados en pasatiempos banales– no vieron venir.
La tentación de establecer un paralelismo entre 1914 y 2022, con la guerra de agresión rusa a Ucrania a la que alude Weidermann, es evidente. Ambos son momentos en que termina un largo periodo de paz en Europa que muchos creyeron que podía durar para siempre.
El director de la Sociedad Thomas Mann, Hans Wisskirchen, señaló que la novela tiene una «doble contemporaneidad» y que ilumina tanto las crisis de la época en la que fue escrita y publicada como algunas crisis del presente. En rigor habría que ir más allá y hablar por lo menos de una triple contemporaneidad, ya que la novela transcurre entre 1907 y 1914, pero es publicada sólo en 1924 y le hablaba en su momento a la Europa de entreguerras.
El protagonista, Hans Castorp, llega a un sanatorio de Davos –en agosto de 1907– para una visita de tres semanas y termina quedándose siete años en los que vive una transformación. La novela termina con Castorp marchándose para combatir en la Primera Guerra Mundial.
Mann también vive una transformación durante el proceso de escritura que se inició en 1913. Al comienzo, es un conservador defensor del Imperio Guillermino. Y a partir de 1922 se convierte en un defensor de la República de Weimar y en un crítico de los movimientos de ultraderecha que desembocarían en el nazismo.