Acorar es una obra imprescindible y más que necesaria si queremos saber de primera mano qué se cuece en una matança mallorquina y cómo es esta fiesta tradicional tan arraigada donde, además de matar al cerdo para hacer sobrasada y otros alimentos, se convierte en el punto de encuentro de amigos y familiares, se cuentan confidencias y entre risas y ‘gloses’ se ven claramente las jerarquías de cada familia.
Y no hay mejor actor para contar todo esto bajo la piel de Acorar que Toni Gomila, quien ideó este monólogo en Buenos Aires porque «quería describir una jornada de matances y el episodio de finales de los 90 cuando la sobrasada se volvía blanca como metáfora de la derrota, la pérdida de identidad y la dificultad de transmitir los conocimientos de la cultura ancestral a las generaciones posteriores», cuenta Gomila.
«Después de tantos años, ya sé que aquellas palabras que se le pueda escapar al público no suponen ninguna distancia con lo que cuento. Todo lo contrario, se convierte en motivo de interés y aceptación de la diversidad de nuestra lengua y percibo que hace que queramos todavía más la singularidad y la grandeza de un idioma común porque también reivindica la singularidad de cada zona».
Toni Gomila tenía claro allá en Argentina que necesitaba dejar un legado para las generaciones futuras y que contar algo a través de una tradición que reúne a jóvenes y mayores podía ser un buen decorado. Solo, con un par de objetos y enfundado en un mono y unas botas desgrana cada palabra de ese texto que no ha variado desde hace más de 10 años ni en una coma.
Ideó este monólogo en Buenos Aires para dejar un legado para las generaciones futuras
«El texto es el mismo y lo que hemos hecho es que cada época da más relevancia a una parte u otra. En 2011, durante la crisis económica, destacaba el sacrificio de la ‘padrina’ para salir de la pobreza; en 2012 se hacía referencia al Procés; durante la Covid se habló más de la medicina y las plagas, y así sucesivamente».
Sin duda, Acorar es un fenómeno teatral que ha ido más allá de las salas de teatro y presume de tener su propio documental y un libro y da igual donde Gomila la represente; a todos, Acorar nos deja huella.
«Todos somos vulnerables y víctimas de una globalización bestial, rapidísima y que nos descoloca. El cerebro humano no puede absorber tanta vorágine y esto es lo que nos hace replantear quienes somos, cómo vivimos, porqué hacemos cada cosa y cual es la esencia y ahí donde no aceptaremos más cambios», apunta el actor Toni Gomila.
Ayer, 2 de febrero, Toni volvió a pisar el suelo de la Sala Trono, donde él se siente como en casa y en familia, y hoy, 3 de febrero, (20 horas) lo vuelve a hacer para interpretar el papel que le ha consolidado como actor y como dice él «la sensación de dejar un poso como artista de mi época, una relación de amor con mis contemporáneos y haber puesto palabras a la desazón de un tiempo».
