¡Qué bonita es Cuba! Sin duda algo tendrá esa isla. En el siglo XIX se perdieron la inmensa mayoría de las colonias españolas, vestigios de un imperio que se desmoronaba a marchas forzadas. De la cima del mundo a la más dura de las mediocridades, igual que mis notas de EGB. A finales de la centuria se perdieron los últimos enclaves de ultramar: Filipinas, Guinea, Puerto Rico,... pero ninguna dolió tanto como Cuba. Y no solo porque nuestro abuelo murió a cubierta a bordo del Catalá, si no por algo más. Se sufrió perder sus playas, su ron, su tabaco, sus maderas preciosas, su cobre; pero nada dolió tanto como extraviar a su gente.
¡Pero no todo está perdido señores! Que el Universo, Dios o el Monesvol, llámele como usted quiera; en su infinita ecuanimidad nos brinda de nuevo un bis con la llegada de la familia Díaz Lissabet a nuestra tierra. Este loco les habla de la apertura del Morro en el número tres de la Vía Roma de Salou, un restaurante de corte cubano con matices mediterráneos, que nos transporta, cuál puerta mágica de Doraemon; a la gloriosa Habana. Concretamente al Morro, una edificación colonial de carácter defensivo cuya misión era darle pal pelo a corsarios, maleantes, ingleses (viene a ser todo lo mismo en términos de la época) o a quien le torciera el gusto al gobernador; a cañonazo limpio, como no.
Pero no nos salgamos de la tangente, que hablar de la familia Diaz Lissabet es hacerlo del matrimonio formado por Maritza y Jorge Luis, y sus hijos Lia y Gerardo; unos profesionales que se vuelcan completamente en la satisfacción del cliente, que nos demuestran el porqué de la famosa hospitalidad cubana. ¿Y en cuanto a cocina qué? Pues verá, las auténticas y más famosas recetas con las que descubrir la riqueza de la gastronomía de la isla caribeña. Casi nada.
Es un placer degustar el Tamal, una especie de empanada a base de maíz molido relleno de cerdo con especies; o los tostones, chicharritas y la yuca. Todos ellos ideales para abrir boca. Mención especial por el trato que le dan a la carne: la pierna de cerdo asada es excepcional; el fricasé de cordero, un estofado típico para dejar sin pan al restaurante; o la sublime ropa vieja. Un guiso a base de carne deshilachada cocinada en su propio jugo que se deshace en la boca. Aunque realmente si lo que quieren es hacer una buena faena recomiendo encargar el cerdo asado.
Una obra de arte elaborada lentamente ‘in situ’, respetando la máxima de lo casero siempre es mejor. Decir queda que El Morro no es solo un restaurante al uso, ya que sin duda vale la pena descubrir su lado más jaranero con una agenda de eventos envidiable, aprovechando cualquier ocasión para que Gerardo te prepare uno de los mejores mojitos que se pueden tomar en la Costa Daurada.
Chicharrones
Tamal
Ropa Vieja
Enchilada de Camarones
Cerdito asado
Dirección: Vía Roma, 3, 43840 Salou, Tarragona
Teléfono: 977 03 67 83
Instagram: el_morro_via_roma_3
Abierto de martes a domingo de 9 a 24 horas, Menú diario por 14,50 € y fines de semana por 18,50 €.
Contacto
francesctorrente@gmail.com