Si dos iconos de nuestro tiempo, uno de la música y otro del deporte, nos invitan a l’Aplec d’Aplecs Modernistes dels Països Catalans que se celebra en Constantí, hay que ir porque seguro que pasan cosas buenas, muy interesantes y chulas.
Lo de los iconos lo digo porque por un lado está Joan Reig, músico y alma mater de esta reunión (junto a Robert Abella), y por otro, el eterno Johan Cruyff, protagonista del colorido cartel de esta séptima edición.
No podíamos faltar a la cita en la que Constantí se convierte por un día en el epicentro del movimiento mod nacido en los años 60 y donde han estado muy presentes los que siguen vistiendo con parka, polo Fred Perry y circulando en vespa y los que simplemente nos gusta esa tendencia, su estilo y bailar a ritmo de Los Flechazos, Brighton 64 o nuestros queridos Los Glosters.
La música de The Who, The Jam o The Kings deleitó los oídos de los asistentes al evento
Sin duda Constantí ya «no fa patir» como cantan Els Pets, porque con fiestas y encuentros como el de este sábado deja bien alto el pabellón de la cultura y se hace un hueco entre las ciudades que organizan aplecs de este tipo y que concentran a cientos de personas.
Desde mediodía el acceso a la calle ya estaba cortado para que todo el mundo pudiera pasear tranquilamente y disfrutar de las paraditas de vinilos, ropa diversa, merchandising, el vermut popular y vivir de cerca la «escuterada» o, lo que es lo mismo, la concentración de scooters.
Pero sin duda, la protagonista del Aplec ha sido la música que marcó el estilo de vida de los mods.
Las sesiones de DJ’s acompañaron los actos de la mañana y los sonidos de la música de bandas como The Who, The Jam y The Kings pusieron ritmo a toda la jornada.
Durante los postres y café el «jefe» del Aplec, Joan Reig, presentó al público a Ricky Gil, quien protagonizó la charla sobre el libro Qui toca aquesta nit? y el disco Artefactes sonors sobre l’underground català. Ricky, quien iba acompañado de su guitarra, regaló tres canciones al público asistente que, emocionado, llenaba el Casino.
Lo del café y postres lo decimos porque en cualquier fiesta que se tercie no puede faltar una buena comida de» germanor». Así que por un rato se apagó el tocadiscos y tocó disfrutar de un menú de los de toda la vida, que ya les digo yo, estaba delicioso.
Una de las asistentes, Anna, viene desde Mataró acompañada de sus amigas Tanit y Jana y conociendo el buen rollo de la fiesta no han dudado en coger el coche y hacer unos cuantos kilómetros. «Hemos venido las tres de fuera, no conocíamos a nadie y nos hemos sentado en una mesa de un grupo grande que nos ha acogido de maravilla. Solo te diré que el año que viene volveremos porque el ambiente mola mucho».
Desde toda Catalunya
Ismi es otro de los asistentes, en este caso repetidor. El año pasado se estrenó en el Aplec y le encantó. Asegura que «teníamos que volver sí o sí porque se genera muy buen ambiente y me hace sentir orgulloso que se haga algo así en mi pueblo. Me ha faltado venir con la vespa, pero me lo guardo para el año que viene».
Son ya siete ediciones y poco a poco se va consolidando porque llega gente de muchas ciudades de Catalunya.
«Constantí se ha hecho suya esta fiesta y los vecinos ya se han acostumbrado a ver gente rara un día al año, porque al principio no entendían nada. Ha sido el año más exitoso porque ha sido el de más afluencia de público, y por supuesto habrá octavo Aplec», explica Joan Reig. Es una «trobada» muy bonita porque la gente se ha conocido aquí y espera esta cita para volver a verse y darse un buen abrazo», asegura Reig.
