El hogar como garante de seguridad, de amparo y tranquilidad una vez cerrada su puerta dista mucho de ser la acepción que tiene para Pilar Adón y Cristina Fernández Cubas, quienes los habitan con fantasmas, no siempre reales, con sombras que transitan por espacios muy poco acogedores en los que no corre el aire. Ambas han sido dos de las escritoras que hoy han participado en la séptima edición de Transversal, consolidado como uno de los encuentros literarios más prestigiosos del territorio, en un delicado escenario, en el hotel Le Méridien Ra junto a la playa de Sant Salvador, en El Vendrell.
Las jornadas combinan literatura y pintura con música en directo, en pos «de esa transversalidad. Como la literatura es hija de su tiempo, buscamos siempre que las mesas en las que participan los ponentes den respuesta, de alguna manera, a interrogantes del momento como la filosofía, la música, la literatura fantástica o la figura de Àngel Guimerà, del que este año conmemoramos el centenario de su muerte», comenta José Luis Espina, de Bracket Cultura, organizador junto a Le Méridien Ra del certamen.
Justamente sobre esa fantasía inquietante y en ocasiones terrorífica han dialogado Adón y Fernández Cubas en De casas sin ventanas y bailes de sombras, charla moderada por Anna Maria Iglesia.
Casas, moradas, viviendas. Las de Pilar Adón angustiosas, aisladas en medio de la naturaleza. Las de Fernández Cubas más urbanas, aunque igual de escalofriantes. «Cuando era niña lo que quería era que me dejaran leer. Para ello, me metía debajo de la mesa camilla, tendía trapos con unas pinzas y hacía mi casita. Y mis personajes creen que entre las paredes están protegidos. Piensan que ahí encontrarán la felicidad», ha explicado Adón. Nada más lejos de la realidad.
De igual manera, Cubas ha recordado que en su infancia había restricciones eléctricas y «las casas se convertían en otras. Las sombras eran importantísimas. Había quinqués y candelabros, objetos aparentemente inofensivos con sombras terroríficas. Las patas de una hormiga se transformaban en una amenaza. Esta es mi historia de las casas y como escritora, una vez que quise huir de los espacios cerrados me fui a una isla, me encerré en otro más cerrado todavía».
Entre los cuentos y novelas más perturbadoras de las escritoras, El columpio, de Cubas y De bestias y aves, de Adón, en las que sus protagonistas necesitan huir, a pesar de que lo que encuentran no siempre es lo buscado. Relatos de rituales y de resurrección con personajes extraños, situaciones que rozan lo siniestro dentro de la cotidianidad. Durante una hora, las escritoras han compartido algunos de sus secretos literarios con más de un centenar de personas, lectores y seguidores que posteriormente no quisieron perderse la oportunidad de saludarlas.
José Luis Espina ha destacado, además de la excelente acogida de público, que «este año se ha sumado el apoyo de la URV a los colaboradores habituales, como son el Ayuntamiento de El Vendrell, la ACEC (Asociación Colegial de Escritores de Cataluña) y CEDRO. Aunque las jornadas no tienen una voluntad academicista, sino divulgativa, tener el aval de la URV para nosotros es muy importante porque trascendemos», ha concluido.
