El estado anímico de nuestros maestros y profesores es preocupante. Así se desprende de diferentes encuestas y estudios recientes que reflejan que la salud mental de los docentes está muy deteriorada. El último de estos trabajos, el Barómetro Internacional de la Salud y el Bienestar del Personal de la Educación, fue presentado hace pocos días por parte del sindicato CCOO, como coordinador del trabajo, y las conclusiones pintan un panorama realmente inquietante.
El 85% de los encuestados asegura que su trabajo no está valorado socialmente y cuatro de cada diez afirman tener episodios de depresión y ansiedad por sus condiciones laborales. Además, la mitad admiten no poder conciliar la vida personal y laboral a causa de la sobrecarga de trabajo. La complejidad y tensión en las aulas son condicionantes que empeoran la salud mental de los profesores, según concluye este estudio, que ha evaluado la salud mental de más de 26.000 docentes de 11 países, entre ellos 3.000 de España, sobre todo de Primaria y ESO en centros públicos.
Ante esta fotografía, desde CCOO han reclamado más recursos que permitan a los profesores tener herramientas para atender la cada vez más compleja situación en las aulas, además de un protocolo específico en caso de agresiones a los profesionales de la educación. La portavoz de salud laboral de la Federació d’Ensenyament de CCOO en Catalunya, Mirnaya Chabás, explica que la salud mental de los docentes «es mala», tal y como muestra este barómetro
Esta representante sindical asegura que esto es algo que se ve en las aulas catalanas, donde lamenta que no haya recursos suficientes para atender con la calidad que les gustaría a los alumnos. Esto, añade Chabás, provoca frustración entre los profesionales y también situaciones de estrés, cansancio y decepción.
Ante esta situación, esta sindicalista defiende que disponer de más recursos mejoraría las condiciones de trabajo y, por lo tanto, la salud mental del colectivo. Más allá del dinero, asegura que hay medidas que se pueden llevar a cabo. Entre estas, un protocolo en caso de agresión a docentes, que afirma que a pesar de que no es una situación generalizada sí que hay cada vez más. Cuando esto pasa, el personal se siente «indefenso y no sabe cómo actuar», comenta.
Desde CCOO también reivindican la modificación del decreto de plantillas y de autonomías de centros, ya que critica que el hecho de que los directores puedan decidir «de manera arbitraria» sobre el futuro de los docentes provoca «mucha inseguridad y situaciones de estrés» entre el personal.
El Barómetro Internacional de la Salud y el Bienestar del Personal de la Educación no es el único que revela conclusiones sobre la salud mental del profesorado. El último Informe del Defensor del Profesor, un servicio de ámbito nacional que el sindicato ANPE pone a disposición de todos los profesores que necesiten ayuda ante cualquier tipo de acoso e intimidación en las aulas, concluye que durante el curso 2022/23 el 74% de los docentes que consultaron este servicio lo hicieron en busca de apoyo psicológico. De los casos atendidos, el 77% refería sintomatología relacionada con la ansiedad, registrándose también un aumento de profesores que expresaron síntomas de depresión (pasando del 12% al 13%), así como de profesores que se han visto abocados a la baja laboral por estos motivos (16%).
Jesús Martín, responsable de FP de UGT-Catalunya, reconoce al Diari que «desgraciadamente, podemos decir que el profesorado tiene muy deteriorada la salud mental. Esto se debe a muchísimos factores. Por estadística, los docentes forman parte de aquel 10% de la población que tiene una salud mental deteriorada. Esta circunstancia está agravada por las condiciones de trabajo, que se han deteriorado desde el 2012, con los grandes recortes que se iniciaron. Esto provocó más sobrecarga de trabajo y más horas de exposición a las aulas, con el incremento de las dos horas lectivas, más su preparación».
Este miembro de la UGT da las claves para intentar revertir esta situación, empezando por «volver a prestigiar la profesión», dice, además de puntualizar que «la autoridad moral se gana también con el apoyo de Inspección Educativa y de las direcciones de los centros». Martín pone en valor el papel de las familias, «que tendrían que hacer una reflexión al respecto y pensar que delegan en el colegio su valor más preciado, que son sus hijos. Por lo tanto tienen que coeducar y colaborar».
Otro aspecto que ayudaría a mejorar la salud mental del profesorado sería «bajar la sobrecarga de trabajo. Hoy en día, el profesor no puede ser a la vez docente, psicólogo, educador social... Pedimos que haya una rebaja de la sobrecarga de trabajo, una disminución de las horas lectivas y más horas para tratar estos temas de complejidad que tiene el aula».
Por último, y «aunque no haya hablado aún de la situación económica», para Martín «es obvio que el prestigio de la profesión pasa por pagarla bien. En las oposiciones que saldrán este mes, en la especialidad de Secundaria, donde existe la posibilidad de trabajar en la empresa privada, existe un problema: Hay menos candidatos que plazas. Esto debería ser un motivo de reflexión: ¿Por qué no se cubrirán las plazas? Pues porque las condiciones de trabajo no son buenas».