Con el ocaso del verano, los espacios naturales recuperan la tranquilidad que les pertenece. Algunos de estos pulmones verdes, en cambio, gozan de una gran calma sin importar la estación del año en que nos encontremos, quizá porque todas las miradas son atraídas por los mismos nombres de siempre. Entre los lugares más apacibles y menos populares que podemos visitar se encuentra el mirador de Les Borges del Camp, situado al abrigo de la montaña de Rocabruna. El recorrido hasta él es fácil, pudiéndose complicar, y nos regala una vista de cómo se extiende el Camp de Tarragona a nuestros pies. En la ruta de esta semana, exploramos esta propuesta tan cercana como asequible, cuya distancia y desnivel positivo o subida podremos regular de acuerdo a nuestra condición física o preferencias.
Instrucciones de la ruta
Estacionamos en el interior de Les Borges del Camp o en cualquier punto del itinerario y tomamos el Camí de l’Aleixar hasta el cementerio de la localidad, donde continuaremos por la pista paralela al barranc del Xampany. Si nos mantenemos en la senda llegaremos al mirador de las Muntanyes de Prades, el de Les Borges del Camp y el de Alforja, situados al abrigo de la montaña de Rocabruna (542m). Emprendemos el descenso por la pista forestal, que se encarga de perder altura hasta unirse con una rotonda de la carretera C-242. En la glorieta podemos continuar el recorrido por la riera, desviándonos hasta la Mare de Déu de la Riera, último punto de interés.
La ruta se puede complicar si queremos aumentar la dificultad física y técnica. Por una parte, en lugar de completar la ida por la pista paralela al barranco, puede hacerse por la cresta de la Serra de la Perruca, que se une de nuevo a la pista tras coronar la cima de las Roques del Barrufet (449m). Este sendero es estrecho, está repleto de vegetación y nos castiga si llevamos pantalón corto, de modo que llevaremos uno largo o convertible. Por otra parte, conquistaremos la montaña de Rocabruna para añadir unos metros más a la distancia y el desnivel positivo. Finalmente, si deseamos añadir longitud en lugar de metros de ascenso, podemos extender la salida yendo hasta l’Aleixar, entrando por la ermita de Sant Antoni y emprendiendo el regreso por el Camí de l’Aleixar. De esta manera regresamos al núcleo de población de Les Borges del Camp por el Camí de l’Aleixar, junto al cementerio.
Dificultad de la ruta
Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins de l’Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, esta ruta es de dureza moderada por sus 9 kilómetros de distancia y 320 metros de desnivel positivo o subida, resultando en una ruta de unas 3 horas de duración. En lo que respecta a la complejidad técnica, la opción más asequible de la ruta carece de cualquier obstáculo más allá de un par de pendientes. En cambio, la alternativa más desafiante nos obliga a utilizar un mapa o dispositivo móvil para navegar por el sendero correcto y a lidiar con una senda poco complaciente. Sea cual sea la opción elegida, es importante llevar protección solar debido a la escasa sombra del recorrido.
Ermitas sin igual
El recorrido nos descubre uno de los templos singulares de la provincia de Tarragona, al menos de acuerdo con el libro Ermites y Santuaris singulars de la demarcació de Tarragona, editado por la Diputació de Tarragona y escrito por Domènec Ribes i Mateu. La obra recoge 50 ermitas o santuarios, entre las que se encuentran fotos y textos de la Mare de Déu de l’Abellera (Prades), Sant Bartomeu de Fregarau (Ulldemolins) o la Mare de Déu de la Fontcalda (Terra Alta).
En lo que respecta a la ermita que nos ocupa, apunta que en el lugar existió una villa romana, un núcleo de población sarraceno e, incluso, una capilla románica dedicada a Sant Bartomeu, derribada en 1903. La iglesia que observamos fue derribada durante la Guerra Civil, en concreto en 1939, y el edificio actual responde a una construcción de 1954 que siguió un proyecto del despacho de Francesc Adell Ferré.