Una Llibreria Adserà abarrotada de público acogió el pasado miércoles la presentación de L’art de ser humans (Destino), el ensayo de David Bueno que el día de Reyes se alzó con el Premi Josep Pla, convirtiéndose en el primer biólogo, científico y divulgador que se lleva el galardón. L’art de ser humans, en catalán y en castellano, abre el debate sobre qué educación queremos para nuestros niños y jóvenes y unifica de forma global ciencias y letras, tradicionalmente enfrentadas. Bueno, cercano y afable, conversó con el público y respondió a sus preguntas. El Bachillerato, las PAU, la persona global y la gestión de las emociones fueron algunos de los temas que se tocaron.
¿Qué hace un neurocientífico?
Estudia cómo se forma el sistema nervioso, cómo funciona, normalmente haciendo referencia al cerebro.
Un órgano del que se sabe aún poca cosa. ¿Es así?
Aún no estamos ni en la mitad de saber cómo funciona, de conocer todas las moléculas implicadas o cómo los factores ambientales nos influyen. Estamos avanzando y últimamente se está avanzando muy rápido, pero aún es el órgano más desconocido de nuestro cuerpo.
¿Es cierto que el debate de ciencias y letras viene de lejos? ¿Se lo podemos atribuir a Descartes?
Empezó con él, al proponer el método científico. De hecho, no es el único que hablaba de esta separación entre ciencia y humanidades, pero fue El Discurso del método la que se considera la obra fundacional de esta separación.
Con ‘L’art de ser humans’ echa por tierra este Bachillerato que tenemos dividido en ciencias, letras, tecnología...
Echarlo por tierra no. No soy tan atrevido. Hay muchas cosas que están bastante bien, pero lo que digo es que esta separación es demasiado estricta porque cuando escogen son muy jóvenes –tienen entre 14 y 15 años–. Después, según qué itinerario cojan se pierden muchas cosas de los otros y esta no es la manera de favorecer una construcción integral del cerebro, en el sentido de potenciar al máximo sus capacidades. Pero esto no quiere decir mezclarlo todo. No significa hacer artes por todas partes, no. Significa que los que hagan un Bachillerato científico tengan más contacto con aspectos artísticos y humanísticos y al revés.
¿Todo el mundo puede hacer de todo?
Poder sí, pero no disponemos de tiempo y tenemos más tendencia a unas cosas que a otras. Por esto, una cierta especialización es necesaria cuando llegas al Bachillerato. Sin embargo, tan estricta como la actual le quita potencialidad a nuestros estudiantes.

Usted habla de arte. Los arqueólogos tienden a hablar de tecnología. ¿Qué nos ha hecho humanos, el arte o la tecnología?
Van de la mano. No se puede entender una sin la otra. Justamente, la apuesta que hago en el libro es considerar que no las podemos separar a este nivel.
Tecnología y arte nacieron al mismo tiempo. Las primeras especializaciones tecnológicas, es decir, las primeras herramientas adaptadas al entorno concreto donde vivían las mujeres y los hombres del Paleolítico tienen unos 80.000 años y es la época en la que también nació el arte.
¿Qué lo produjo?
Hubo un cambio social, cerebral y biológico que favoreció una explosión cultural que no se había producido nunca y que afectó a las artes. Se han encontrado instrumentos musicales que tienen más de 40.000 años y seguro que había antes, pero no se han conservado porque estaban elaborados con madera. Todo esto nació al mismo tiempo. También los primeros entierros humanos con un simbolismo claro son de la misma época. Por tanto, los aspectos científicos, tecnológicos, artísticos y filosóficos están ligados entre ellos.
Usted habla de arte en general, el arte de la educación. Yo le digo, el arte de la cocina...
Yo entiendo el arte de tres maneras: la creatividad; la capacidad de hacer abstracciones a partir de datos concretos, algo que también se aplica a la cocina. Los grandes cocineros son unos maestros abstrayendo a partir de cosas concretas; la tercera es la flexibilidad cognitiva, que es la capacidad de ir adaptando nuestro comportamiento, nuestros pensamientos, a medida que adquirimos los conocimientos o que el entorno va cambiando. Y estas tres cosas se encuentran en todas las artes, en la filosofía y también en la ciencia y la técnica, que es una aplicación de la ciencia.

¿Un matemático es un artista?
Por supuesto. Otra cosa es que los demás lo entendamos o no. Si queremos mantener la clasificación de las artes, plásticas, teatrales y compañía y la ciencia, a nivel de vocabulario está bien. Pero tanto la ciencia como las artes y la filosofía activan las mismas zonas del cerebro y, por tanto, la clasificación tan cartesiana que se ha hecho en educación no es útil. Esto no quiere decir que no nos tengamos que especializar, por supuesto que sí. Pero te encuentras con alumnos de carrera científica que hace años que no tienen ningún tipo de preocupación por las artes y esto es una lástima. Y al revés, y la ciencia la tenemos a nuestro alrededor.
Pone los ejemplos de Sartre y de Heidegger.
Pongo el ejemplo de Sartre porque es muy triste que una persona de su inmensa categoría diga que la ciencia no le interesa a nadie. O filósofos como Heidegger, que dijo que nos deshumanizan.
Otro de los debates es la memoria. ¿Hay que continuar memorizando como antaño con todas las herramientas que tenemos?
La memoria es necesaria porque cualquier aspecto innovador que generemos a través de la creatividad, de la flexibilidad, necesita unos elementos de referencia. La creatividad no surge de la nada. La aplicamos a cosas que ya sabemos. Por tanto, primero hay que saber cosas. Es importante porque en educación existe el debate sobre si tenemos que enseñar conocimientos o competencias. Y las dos cosas son cruciales. El conocimiento te permite después ser competencial. Si no hay conocimiento no puedes tener competencias y si no haces nada competencial, ¿de qué te sirve el conocimiento?
¿Combinar todas las disciplinas es la mejor manera de llegar al pensamiento crítico?
En primer lugar, no es necesario que se relacionen todas. Y segundo, por el simple hecho de estar en contacto con las artes no se tiene un pensamiento crítico. Hay que aprovecharlas para reflexionar, para pensar. Es decir, ir a ver una exposición de cuadros no te hace más crítico, pero pararte, pensar qué te está comunicando aquel artista o ir al teatro y elaborar qué mensajes subliminales hay implícitos, eso es lo que te hace crítico.
Forma parte del grupo de expertos que debe debatir el uso de los móviles en educación. ¿Móviles sí o no?
Más que sí o no, es qué regulación debemos hacer. La conclusión no es que se deban prohibir, hay que estudiar los matices para adecuarlos porque los móviles los tenemos, es una tecnología que hacemos servir constantemente. ¡Intenta hacer algún trámite municipal sin el móvil!
¿Qué ha significado ganar el Josep Pla con un ensayo?
Lógicamente, me hizo mucha ilusión, una felicidad que duró unos días y después se acabó. Vuelves a la vida normal. Sin embargo, lo continúo llevando muy adentro porque un ensayo científico ha entrado por la puerta grande de la literatura.