Carta a los Reyes Magos

28 diciembre 2024 16:07 | Actualizado a 29 diciembre 2024 07:00
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Queridos Reyes Magos:

Tres tíos encima de camellos cruzando el desierto siguiendo la estela de una estrella porque están convencidos de que les llevará hasta el Mesías que ha nacido, si eso no es fe... Así miramos al 2025, en lo que a cuestiones librescas se refiere, esperando siempre la estela del brillo que seguir para llegar a algún sitio, sea el que sea.

Del año que llega, hay algunas cosas seguras, como las celebraciones por el centenario del nacimiento de Carmen Martín Gaite que darán frutos editoriales en Siruela, donde la colección dedicada a la escritora salmantina no ha dejado de alimentarse y cuidarse y mimarse. José Teruel, que ha editado la obra de Martín Gaite –muestras recientes de su estupendo y riguroso trabajo son A rachas, la poesía completa de CMG (en La bella Varsovia), De viva voz, compilación de las conferencias, o Páginas escogidas, los dos volúmenes en Siruela– ultima su biografía, que, es de suponer, verá la luz este año.

En mi buzón espera Orbital, de Samantha Harvey, que ganó el Booker Prize y publica en España Anagrama, soy toda curiosidad. Tengo ganas de leer la primera novela de Laura Chivite, después de su debut con el libro de cuentos Gente que ríe: ¿quién no va a querer leer una novela que se llama El ataque de las cabras? De Mary Oliver –“qué piensas hacer con el resto de tu única, salvaje y preciosa vida”– habrá doble entrega: poesía en Lumen y ensayos en Errata Naturae. Novededes de Rachel Cusk, Karl Ove Knausgärd y Amélie Nothomb. Libros de la nobel Tokarczuk, del nobel Handke, de la nobel Ernaux. El de Ernaux me produce especial curiosidad, viene anunciado como fotodiario y recalcan: “exclusivo para España”. Ernaux mantiene un diario desde la adolescencia y suele tirar de las fotos en sus libros: las imágenes dan mucha información en un solo golpe de vista, busca eso al describirlas, por otro lado, funcionan como una especie de disparador del recuerdo. Rescates y reediciones de Oriana Fallaci (entrevistas con estrellas de Hollywood) y Rosario Izquierdo (rescate de su Diario de campo).

Pediría libros en los que haya una apuesta por la literatura como fin en sí mismo, no como medio para transmitir un mensaje –por de acuerdo con él que esté– ni como medio para convertirse en producto audiovisual. Llegará la edición española de Lugares, proyecto inacabado de Perec que se publicó por primera vez cuarenta años después de su muerte, un proyecto singular, ambicioso y juguetón. Se anuncia una compilación de los ensayos de la escritora argentina María Moreno, los ensayos de James Salter; libros de los que no sé apenas nada y me resultan seductores, como Dura una eternidad y en un instante se acaba, de Anne de Marcken. Supongo que no tardará en llegar Rejection, de Tony Tulathimutte, libro recomendado por Zadie Smith, entre otros. Me pregunto si faltará mucho para un nuevo libro de relatos de Ottesa Moshfegh, si tardarán en traducir el libro de artículos de Deborah Levy que vi traducido ya al francés hace un par de veranos o si por un azar se adelantará la publicación de la segunda novela de Dubravka Ugresić en cuyas primeras páginas muere un personaje de nombre español. Entre tanto, me consuelo pensando en la novela de Brandon Taylor Los últimos americanos y los cuentos de Lady Caroline Blackwood, los dos en Chai editora.

En lo cinematográfico 2025 no puede empezar mejor: La luz que imaginamos, de Payal Kapadi, Gran Premio en Cannes, se estrena el 1 de enero, en febrero, Daniela Forever de Nacho Vigalondo, Tardes de soledad de Albert Serra se espera para marzo, la adaptación de Frankenstein de Maggie Gyllenhaal se espera en septiembre. Y todo lo que no sabemos que llegará, incluso desde el pasado: pensando en este año que despedimos, me acuerdo de Lionel Rogosin, cineasta estadounidense cuyo trabajo desconocería si no fuera por el rescate de Lost & Found, o de Las margaritas, película de Vera Chytilová del año 66, restaurada y reestrenada hace un par de meses.

Hay que dejar hueco también para lo que no sabemos que esperamos, eso que nos dará consuelo, paz, un poco de alegría y quizá sea motivo de animada conversación. No se puede pedir más. Salud para disfrutarlo, quizá.

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