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Bob Pop: «El humor y la sinceridad me han salvado la vida muchas veces»

En estado puro, el también actor y guionista repasará, este sábado en la Sala la Violeta de Altafulla, su vida. ‘Los Días Ajenos’ es un monólogo cargado de literatura y un collage de experiencias

16 febrero 2023 08:57 | Actualizado a 16 febrero 2023 09:04
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«‘Los Días Ajenos’ es un monólogo en el que los escritores y escritoras funcionan como compañeros de reparto»

Roberto Enríquez Higueras, más conocido como Bob Pop, visitará este sábado la Sala la Violeta de Altafulla (20 horas) para presentar el espectáculo Los Días Ajenos, bajo la dirección de Andrés Lima. Se trata de un monólogo, a veces, cargado de literatura y de una aplastante sinceridad, humor, capacidad de análisis y síntesis sorprendentes, basado en sus dos libros Días Ajenos. Durante 70 minutos, el público disfrutará de un Bob Pop en estado puro, sin guion y con una improvisación vital, que repasará su vida a través de los diarios de otros y los propios.

¿Cuál es la esencia del monólogo ‘Los Días Ajenos’?

El público podrá disfrutar de un espectáculo en el que, a través de mis lecturas y textos, cuento mi vida, desde mis primeras experiencias laborales hasta mis fracasos, mi mirada sobre el mundo, teorías sobre España... Todo mezclado con risas y momentos emocionantes. Se trata de un viaje que los espectadores y yo hacemos juntos, yo voy marcando el paso y ellos y ellas me siguen.

Para relatar su experiencia vital, ¿qué selección de textos ha hecho?

Casi siempre me inspiro en aquellos que mejor explican mi vida, y que al mismo tiempo me sirven de excusa para hablar de otras cosas. En realidad, es llevar el agua a mi molino, y también mostrar que quienes leemos no tenemos nada propio, sino que formamos parte de una comunidad y de una cultura compartida. La realidad de lo que vivimos es muy pequeña para una vida, por lo que necesitamos discos duros externos, que en mi caso son los libros.

De todas las referencias literarias, ¿cuál es la que mejor resume el espíritu del espectáculo?

Creo que lo que lo resume es la mezcla de todas estas referencias literarias, es decir, los ingredientes que he cogido de cada uno y que he mezclado conmigo. Para mí, hay varios diarios fundamentales, como por ejemplo los de Tolstói y los de Cesare Pavese, El oficio de vivir: diario (1935-1950). Asimismo, hay muchos otros referentes literarios que relato en la obra, no de un modo apabullante y pedante, y que encajan como excusa para darme pie. De este modo, el resultado es un monólogo en el que los escritores y escritoras funcionan como compañeros de reparto.

Encima del escenario, ¿es un monólogo con guion o improvisado?

Aunque hay una estructura, un esqueleto, cada función es diferente, ya que improviso según lo que me haya pasado a mí, lo que esté pasando en el mundo, o cómo sea el público, puesto que tengo una relación directa con él. Pero que no teman, que no les hago subir al escenario.

¿Rompe la cuarta pared?

Creo que sí. Al final, aunque estoy solo e indefenso en el escenario, el público me sigue y aprende cosas de mí según el espectáculo avanza, es decir, les muestro aspectos de mi personalidad que ellos no saben, ni tendrían porque saber. Lo bonito del espectáculo es que la gente va a ver a un Bob y se encuentra con otro. Entonces, aunque yo empiezo encima del escenario, la sensación que tiene el público es de que han estado conmigo también arriba y hemos charlado. Por eso, da igual el tamaño del teatro porque es un espectáculo intimista.

¿Qué Bob se espera y luego se encuentra el público?

Creo que se esperan al Bob de la tele y se lo encuentran, pero también descubren cómo ha sido llegar hasta allí, de todo lo que salió mal, lo regular, de las pocas cosas que salieron bien y de las cosas que tengo claras en la vida, y que también, durante el tiempo que he ido haciendo el monólogo, han ido cambiando.

¿Una de las cosas claras que tiene es que la sinceridad y el humor son imprescindibles?

Sí, completamente. No trato de dar lecciones a nadie, entiendo que haya gente que no tenga por qué ser sincera ni tomarse las cosas con humor. Yo no sé hacerlo de otra manera. A mí, el humor y la sinceridad me han salvado la vida muchas veces. Asimismo, la sinceridad tiene que ver con que ya no tenemos tiempo para tonterías.

¿Se refiere al momento que vivimos o a una cuestión biológica de la edad?

Por el mundo en general y nosotros en particular.

Entre todo lo que salió mal, lo regular y de las pocas cosas que salieron bien, ¿con qué cuestiones se siente más cómodo?

Con todo, aunque soy más púbico con lo que se llama éxito porque no termino de encajar ahí. De hecho, no sé lo que es el éxito porque se habla de él como un lugar al que has llegado. Yo no creo que haya un punto de llegada, sino que es un camino constante. Pero también es verdad que me divierte mucho contar todos mis fracasos porque también me han llevado hasta donde estoy, hasta un lugar cómodo y un espacio donde me siento querido y arropado. Sin los tortazos no hubiera llegado donde estoy.

Ante esta experiencia, ¿qué refugio encuentra en la literatura y en escribir?

Todo. Como decía La Librería de Isabel Coixet, en una librería no puede pasar nada malo. Siento que leyendo me atrevo a pensar en cosas que nunca me atrevería a pensar escribiendo. Soy más yo y más valiente como lector que como escritor. Para mí, la tarea de escribir un diario me enseñó lo importante que era este ejercicio, es decir, que a veces no te pasa nada reseñable en un día, pero como te has comprometido te fuerzas a buscar y pensar detalles que te den la excusa para escribir. Por todo ello, tanto la lectura como la escritura me parecen refugios seguros y de desconexión, y lugares donde escapamos del algoritmo.

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