«Crecer es no necesitar que te mientan más». Cogiendo el testigo de las palabras de Anthony Mello, el dramaturgo argentino Nelson Valente dirige Amnèsia, una coproducción de la tarraconense Sala Trono y el Teatre Nacional de Catalunya (TNC).
La obra se representará este sábado, 1 de febrero, en el Teatre Bartrina de Reus (20 h), y una semana después, el 8 de febrero, levantará el telón en el Centre Cultural de Valls (20 h).
Con tintes de comedia, lo que Valente propone plantear al espectador va más allá de cuestionar la sinceridad como vehículo de comunicación entre las personas. Ya no hablamos del ‘permiso’ para decir la verdad. Se trata de la voluntad de escucharla y del gesto de invitar al otro a que nos la diga.
«Nos convencemos de que la verdad está sobrevalorada porque preferimos no oírla»
Ya sea en el ámbito familiar, sentimental, laboral... la retórica de las relaciones de hoy en día, da por hecho que lo que queremos que nos digan no es lo que realmente nos ocurre, lo que somos realmente, sino aquello que nos hará menos daño.
En el seno de una familia, una pregunta provocará el caos: «¿Alguien puede quedarse un tiempo con mamá?» Entonces aparecen el egoísmo, el machismo y la mentira generando un momento insostenible que conducirá a un final inesperado.
El elenco de actores y actrices que invita a cuestionarse estas, y otras, reflexiones son Mercè Aránega, Anna Moliner, Míriam Iscla, Joan Negrié, Victòria Pagès y Biel Rossell. Al respecto, el también director de la Sala Trono, Joan Negrié, opina que «todas las familias intentan complacerse los unos a los otros hasta que sucede un hecho clave que hace que debamos ser absolutamente sinceros, es decir, todo aquello que con anterioridad has dicho aparentemente de manera honesta, no lo era tanto; y, al final, todo estalla porque la sinceridad duele».
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En este punto, Negrié hace suyas las palabras del personaje que interpreta la actriz Anna Moliner: «Solo a través de la verdad se puede empezar a construir alguna cosa».
¿La verdad está sobrevalorada? «Nos convencemos de ello porque preferimos no oírla», responde el actor, quien defiende que «cuando somos capaces de escucharla es cuando tocamos con los pies en el suelo y abrimos los ojos».
En escena, Joan Negrié interpreta a Marcel, a quien describe como «un pobre desgraciado con muchas aspiraciones inalcanzables». «Junto a su mujer, viven una vida de apariencias constantes, cuando en el fondo son unos perdedores», añade.
«La tolerancia y la incondicionalidad de una familia son extraordinarios; y el peso de la misma es crucial en la formación de cualquier ser humano»
A la vez, el actor siente compasión por Marcel: «También es una persona entrañable, que no puede esconder sus debilidades, y un hipocondríaco, a quien una vida de falsas verdades le está destruyendo por dentro y por fuera».
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Como Marcel, Nelson Valente ha construido los demás personajes sin prejuicios. «Sin entrar a juzgarlos, el director los expone para que sea el público quien los juzgue», asegura el director de la Sala Trono.
Sobre la huella que el dramaturgo argentino plasma en la obra, la directora artística del Teatre Nacional de Catalunya, Carme Portaceli, rememora que «Amnèsia se remonta a una época en la que Nelson tenía interés por la memoria y por la familia, y por qué cuando llega el momento de afrontar ciertas responsabilidades todo el mundo se escaquea; entonces surgen los conflictos». Dicho en otras palabras, «afloran las verdades tanto en el buen como en el mal sentido, los vicios de las relaciones personales, las desconfianzas de los unos con los otros...».
En este sentido, Amnèsia desenmascara «cómo dependemos de los demás, cómo concebimos unas imágenes u otras, y de que algunas cuestan más de ver, etc. Son cuestiones que están por encima de la racionalidad».
Sea como sea, «el grado de tolerancia y de incondicionalidad de una familia es extraordinario; y el peso de la misma es crucial en la formación interna de cualquier ser humano», defiende Carme Portaceli.
Una demostración de que la vida es un aprendizaje constante.