El director tarraconense Adrià Guxens (Tarragona, 1992) mantiene su idilio con China. Si hace cinco años se logró el tercer premio de los Golden Lenses Awards por su cortometraje I Don’t Think It Is Going To Rain, esta vez se ha alzado con el máximo galardón con A Hakka Song, un filme de once minutos que se estrenará en Europa a finales de abril en la 72ª edición del Festival de Cine de Trento, el más antiguo del mundo centrado en la montaña y sus gentes.
A Hakka Song nos traslada a Hekeng, un pueblo escondido en un valle de la provincia china de Fujian cuyos habitantes pertenecen a un colectivo que apenas ha tenido representación en el audiovisual. Se trata de un subgrupo de la etnia Hakka que aún convive de forma comunal en unos edificios circulares de más de 500 años de antigüedad llamados ‘tulou’.
«Tener la posibilidad vivir durante un breve periodo de tiempo en un lugar en el que la concepción del tiempo apenas existe y donde la gente sigue compartiéndolo todo me recordó que nosotros, como sociedad, también podemos elegir hacer las cosas de otra manera», explica Guxens, que, sin embargo, no tiene claro cuánto tiempo aguantarán esas familias sin sucumbir a la tentación de mudarse a una de las ciudades de la China ultramoderna.
Y es que como ya ocurría con su último cortometraje filmado en China, esta nueva historia también se rodó en tándem; un equipo formado únicamente por el propio Guxens, que ejercía las labores de director, guionista y cámara durante el rodaje, y Zhang Leyan, su productora, microfonista y traductora.
«La dificultad esta vez fue que muchos de los aldeanos hablaban el hakka, una lengua que ni siquiera Leyan podía entender”, cuenta Guxens, que decidió convertir este obstáculo en oportunidad: “El no poder participar de manera activa en las conversaciones nos permitió adoptar un perfil bajo y dejar que la película apareciera más allá del texto. Así que nos guiamos principalmente por nuestra intuición y la gestualidad de los personajes, dos cualidades que no se suelen tener en cuenta en los dispositivos de rodaje más convencionales”, concluye.
Y dada la historia migratoria de esta comunidad, que a lo largo de los siglos se ha ido trasladando hacia al sur desde las regiones norteñas del país, se podría decir que Leyan y Guxens hicieron honor al significado de la propia palabra ‘hakka’, que literalmente significa ‘familias invitadas’, aunque esta vez los invitados eran ellos.
A Hakka Song es la primera entrega de un díptico de cortometrajes que explorará las vidas de la misma comunidad desde dos perspectivas complementarias. La primera, que es la que ofrece esta película, es una instantánea de su día a día en forma de documental observacional, mientras que la segunda será una pieza de ficción de género fantástico que se articulará alrededor de la figura de un fantasma y que llevará por título A piao (Fantasma).
«Al igual que el Yin y el Yang, estas dos historias actúan como partes complementarias de un todo que busca entender una misma realidad, con la particularidad que los personajes principales de una película interpretan a los secundarios de la otra, y viceversa», revela Guxens.
El Festival de Trento es el inicio del circuito de festivales de este cortometraje, que ya ha sido invitado en el mercado del prestigioso festival suizo Visions du réel, centrado en el ‘cine de lo real’. “Siento que «A Hakka Song» es una historia muy especial para mí, pues en cierta manera también cierra la trilogía que empecé con I Don’t Think It Is Going To Rain y seguí con Un soroll llunyà.
l Guxens ya tiene en mente el rodaje de su primer largometraje, ‘Lóngquán’, protagonizado Junyi Sun. Se trata de una película que retoma el conflicto y el personaje principal de ‘Un soroll llunyà’ y de la que ya rodó una breve secuencia durante las celebraciones del Año Nuevo del Dragón en Barcelona.