«En la década de los noventa, a mi madre le diagnosticaron una depresión, que se prolongó en el tiempo. Y cuando parecía que todo estaba estable, tuvo un brote. Después, le diagnosticaron Trastorno de la Personalidad y principio de Alzheimer. A partir de entonces, mi madre empezó a venir a la Associació Salut Mental Dr. Tosquelles de Reus». A sus 26 años, Irene Avilés es el apoyo de su madre, Lidia Adán. Fue la joven quien le habló de la entidad. «Además de saber de su existencia por parte de otro familiar, en el Grado Medio de Atención a Personas con Dependencia nos hablaron de diferentes asociaciones de salud mental. Y aquí estamos», afirma.
«Cuento con el apoyo de los educadores que nos enseñan a querernos y aceptarnos»
Lidia Adán, usuaria de la Associació Salut Mental Dr. Tosquelles de Reus
En la asociación, explica Lidia Adán, «cuento con el apoyo de los educadores que nos enseñan a querernos y aceptarnos. Además, hacemos muchas actividades, como los lunes y martes, yoga; el miércoles, manualidades; el jueves, ejercicio, lectura y baile; y el viernes, cocina». Una lista de quehaceres que le ayuda en los momentos difíciles. «Aunque tenga un diagnóstico, no lo asimilo, pienso que hay algo más, porque no me siento bien. Además, tengo mucha ansiedad, ya que la pérdida de memoria también me perjudica y me frustro mucho», se apena.
No obstante, su hija Irene es su gran apoyo. «Ella me trata como si no tuviera nada, me ayuda mucho y me echa una mano para memorizar las cosas», agradece.
Un largo camino
Hasta que a Lidia Adán le diagnostican un problema de salud mental, recuerda que «mi madre padeció una enfermedad, pero en aquella época no sabíamos lo que tenía. Ahora, me he dado cuenta de que me ocurre lo mismo que a ella. La gente la trataba de loca».
«Hoy en día todavía está mal visto tener un problema de salud mental, es un estigma, y la sociedad no lo entiende»
Irene Avilés, hija de Lidia
Por suerte, las cosas han cambiado, pero todavía queda un largo camino. «Aunque no me han llamado directamente loca, me han tratado, muchas veces, de no estar bien», asegura.
Por ello, teniendo en cuenta que hoy es ella y mañana podemos ser cualquiera de nosotros, «a quienes sufren igual que yo les diría que ánimo, que sigan adelante, que apoyen en su familia y sus amigos. Además, si tienen la oportunidad, que acudan a una a una entidad como la Associació Salut Mental Dr. Tosquelles de Reus, porque te hacen sentir como uno más de la familia».
En cuanto a la reticencia a pedir ayuda en determinadas ocasiones, Lidia Adán dice que «se debe a que no queremos molestar». Contra este pensamiento, su hija Irene reconoce, sin tapujos, que «hoy en día todavía está mal visto tener un problema de salud mental, es un estigma, y la sociedad, familiares y amigos no lo entienden y no lo acaban de asimilar».
«Debemos cuidar también la salud mental porque el cuerpo te lleva a los sitios, pero quien manda es la mente»
Irene Avilés, hija de Lidia
A su parecer, «del mismo modo que se enseñan matemáticas y otras lenguas en la escuela, no estaría de más que se enseñasen conocimientos sobre la salud mental y sobre las discapacidades diversas que existen».
En esta misma línea, sobre qué otros aspectos deberían cambiar a nivel social, Irene dice que «a raíz de la pandemia, sí que es verdad que hay personas que en primera persona han sufrido un episodio psicológico o que conocen a alguien que lo ha padecido, por lo que se han dado cuenta de la realidad que existe porque lo han vivido de cerca, pero habría que organizar talleres gratuitos para explicar qué es la salud mental y cómo funciona para que la gente no tuviera ni tanto miedo ni tantos prejuicios».
«Igual que cuidamos nuestro físico, debemos cuidar también la salud mental porque el cuerpo te lleva a los sitios, pero quien manda es la mente», concluye Irene.