Dice el proverbio tibetano que quien ha escuchado la voz de las montañas jamás podrá olvidarla. La vuelta del verano constituye una invitación a perderse por alguno de los muchos lugares con encanto que alberga la naturaleza tarraconense. Esta semana repasamos algunas de las rutas de senderismo más interesantes para esta estación, desde caminatas a la luz de las estrellas, hasta verdaderas pruebas de esfuerzo para quienes hayan escuchado la voz de las montañas.
Perdernos en el salvaje este
En una península desértica con atardeceres dorados, bautizada por un reportaje de la televisión pública como «el salvaje este», se produce la sal tarraconense, la que antaño fuera el producto estrella del Delta de l’Ebre. Nos referimos a la Punta de la Banya que, junto con el brazo de arena del Trabucador, representa uno de los paisajes más icónicos del sur de Tarragona.
Podemos acercarnos hasta el lugar en coche y pasear durante kilómetros por su playa salvaje, combinando la caminata con el baño, o explorar la península en bicicleta. Sin importar cuál sea nuestra elección, disfrutaremos de una de las mejores puestas de sol de nuestra tierra.
Remontar las aguas del Ebre
Uno de los recorridos más singulares de la provincia es el que ofrece la curva que dibujó el río Ebre a su paso por Flix, dando forma al Meandre de Flix. En este lugar donde las tranquilas aguas del río crean reflejos arrebatadores se ha diseñado un itinerario senderista que nos permite recorrer el meandro. Además, podremos volver a la población haciendo uso del paso de barca para así concluir la excursión con una visita a su castillo. Se trata de una de las rutas más atractivas del territorio gracias a un patrimonio histórico y natural que nos invita a descubrir los viejos proyectos de navegación del río.
Visitar el cielo en la tierra
Bajo el cielo de la Terra Alta, al fondo de un escarpado y pintoresco valle, se encuentra el santuario de la Fontcalda, una sinfonía de roca y agua a la que podemos llegar haciendo uso de la no menos conocida Vía Verde de la Val de Zafán. Aunque fácil, esta ruta es una de las más populares de la comarca por su belleza y escasa dificultad física. Son muchos los visitantes que se refrescan en unas aguas que, como recoge Pascual Madoz, tenían propiedades no curativas, sino milagrosas. Podemos acercarnos a la Fontcalda en coche, bicicleta o a pie gracias al antiguo trazado del ferrocarril.
Al encuentro de las Perseidas
Como cada año regresan las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo, una lluvia de meteoros que podemos disfrutar a poco que encontremos un lugar con poca contaminación lumínica. La Serra del Montsant, donde este año se ha inaugurado una red de miradores con que guiarnos en la observación del cielo nocturno, es uno de los lugares indicados para tal empresa.
Tan importante como la selección del lugar es tumbarnos y cubrir con nuestra mirada la mayor porción de cielo posible, luego no necesitaremos nada más. Conviene indicar que la máxima actividad de las Perseidas se produce entre el 11 y el 13 de agosto, pero podrán observarse a partir de mediados de julio.
El camino de ronda de Salou
Uno de los tramos más frecuentados del camino de ronda es el que pertenece al término de Salou, y con razón: puede recorrerse sin necesidad de coger el coche y cuenta con innumerables miradores que dan buena cuenta de la belleza de la Costa Dorada.
La ruta, por ejemplo, podría empezarse en Els Pilons, junto a la estatua de Jaume I, y concluirse en el faro, una distancia que suma 10 kilómetros y se salva en 3 horas. Si la ruta se nos antoja breve, siempre cabe la posibilidad de recorrer otros tamos, como el que une L’Hospitalet de l’Infant y L’Ametlla de Mar.
Conquistar la cima del coloso
Quienes busquen medir sus esfuerzas encontrarán en el Mont-Caro, la montaña más alta de la provincia, una verdadera prueba de fuego. Si bien existen itinerarios que proponen ascender a la cima desde el refugio más cercano, el reto está en emprender la tarea desde los pies del coloso, esto es, desde el barranco de La Caramella.
Más vale prepararse para sus 17 kilómetros de distancia y 1.395 metros de desnivel positivo que pueden llegar a suponer un recorrido de 8 horas de duración.
Los pasos de los ermitaños
Si buscamos un espacio en el que reine la tranquilidad, ese es la Serra del Montsant. De entre todas las rutas que pueden hacerse en el parque natural, la visita a la ermita de Sant Bartomeu de Fregarau es una de las imprescindibles.
En pocas palabras, es un itinerario breve y de escasa dificultad técnica cuyas formaciones rocosas nos recordarán a Montserrat. Transcurre en un paisaje de nombre sugerente que el Observatori del Paisatge ha bautizado como el valle del silencio.