El Bot Salvavides de Calafell, una antigua embarcación para el rescate de marineros, ya presentaba numerosas deficiencias para salir al mar.
La barca, prácticamente única en toda la costa Mediterránea, ya no tenía esa función, pero hasta hace poco todavía salía al mar como exhibición y para dar vuelta sobre sí misma.
El Bot Salvavides es un elemento patrimonial de Calafell que ahora permanece expuesta en una urna en la playa para recordar ese pasado marinero y en reconocimiento a las vidas que salvó y a las tripulaciones que tuvo.
Pero las vías de agua que ya presentaba y unas reparaciones que no acabaron de solucionar las deficiencias impedían que la barca saliese al mar. Con ello Calafell podía perder un atractivo marinero con esas vueltas en el agua.
Por ello se optó por hacer una réplica. La barca original quedará expuesta y se hará una réplica que es la que se usará en las exhibiciones. La realización de una réplica del Bot fue una de las propuestas escogidas en los presupuestos participativos de 2019.
Los trabajos los realizará Astilleros Garrido, de Galicia que este miércoles estuvieron en Calafell para tomar medidas del Bot original. El encargo es hacer una réplica exacta. El presidente de la Cofradía de pescadores y miembro de la entidad del Bot, Joan Solé, señala que el objetivo es que la nueva barca pueda estar a punto para la festividad de Sant Pere.
El Bot Salvavides original quedará expuesto. Inicialmente podría ser junto a la cofradía de pescadores donde está ahora, pero el Ayuntamiento decidirá una ubicación definitiva.
La embarcación de rescate ha estado muy ligada al sentimiento de Calafell. La localidad fue eminentemente pesquera. La de Calafell fue una de las playas con más madera, como decía el poeta Carles Barral, por la cantidad de barcas que había en la arena.
Los naufragios eran habituales cuando los temporales azotaban y el mar se cobraba su tributo. Por ello la cofradía de pescadores compró en 1920 el Bot salvavides. La barca fue construida en las atarazanas Corbeto de Barcelona. Tenía un gran equilibrio. Desde un primer momento comenzó a realizar salvamentos de barcas en peligro en medio del oleaje.
Con los años la barca cayó en desuso y el olvido. En 1975 el Ayuntamiento y la cofradía decidieron cederlo al Museu Etnològic del Mar de Tarragona, pero quedó en el jardín y siguió deteriorándose. Hasta que un grupo de vecinos en 1984 vio su estado y comenzó una campaña para recuperarlo y que regresase a Calafell. La barca volvió al municipio en 1989 tras un acampaña que movilizó a los vecinso para recuperar y rescatar su historia.
