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Montse Castellarnau, la alcaldesa que tendrá 12 meses para lucirse

Castellarnau se convirtió ayer en la primera alcaldesa de la historia de la localidad. Tras días de incertidumbre, los firmantes de la moción de censura cumplieron con su compromiso y derrocaron al gobierno de EINA-ERC

10 mayo 2022 19:32 | Actualizado a 11 mayo 2022 12:12
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Montse Castellarnau (Barcelona, 1965) se convirtió ayer en la primera alcaldesa de la historia de Altafulla (si consideramos que el papel de coalcaldesa de Alba Muntadas no estaría al mismo nivel). Madre soltera (su hija Jana estaba en la segunda fila muy emocionada) y con más de tres décadas asentada en Altafulla, entró en política en 2011estando en el gobierno local dos legislaturas hasta que en 2019 fue relegada a la oposición con el resto de integrantes de Alternativa Altafulla (AA).

Castellarnau será alcaldesa un año, el tiempo que queda hasta la convocatoria de elecciones municipales y en ese periodo deberá demostrar que la moción de censura que la ha aupado a este cargo de máxima responsabilidad era un ‘mal necesario’ para reconducir la gestión municipal de esta localidad del Baix Gaià. 12 meses parece poco tiempo y más con la sombra de un gobierno derrocado (EINA-ERC) que ha promocionado su acción de gobierno en estos últimos días para demostrar que todo lo que venga a partir de ahora es fruto del trabajo anteriormente elaborado.

«Si no ejercíamos esta opción, la ciudadanía no nos lo hubiera perdonado »

Montse Castellarnau. Alternativa Altafulla

La moción de censura prosperó con los siete apoyos de los concejales firmantes: la nueva alcaldesa Montse Castellarnau, Marisa Méndez-Vigo, Jaume Sànchez, Francesc Farré (todos de Alternativa Altafulla), Hèctor López-Bofill (Junts per Altafula), Natalia Sanz (ARA Altafulla) y el concejal no adscrito (se marchó de Junts), Xavier Rofas. El único partido en la oposición que no secundó la moción fue el PSC (Inma Morales) que ya dijo en muchas ocasiones que no la apoyaría.

Con la votación terminada, Montse Castellarnau pudo sonreír abiertamente. La moción prosperó y ella se convirtió a las 13.12 horas alcaldesa de Altafulla. Asumirá las funciones que le otorga simbólicamente la vara que recibió de manos de Alba Muntadas, hasta ayer coalcaldesa junto a Jordi Molinera.

Ambos son la cabeza visible de EINA-ERC, la lista más votada en 2019 y que ha gobernado en estos tres años de legislatura con mayoría absoluta y mayoría simple. Los concejales de EINA perdieron la tranquilidad en agosto de 2021 con la marcha de Inma Morales (PSC) y se debilitó de forma peligrosa con el adiós de Natalia Sanz (ARA Altafulla) un mes más tarde. La sombra de la moción empezó a planear en la plaza del Pou.

La sala a rebosar

El pleno de ayer fue la confirmación de un runrún que se propagó desde la pérdida de la mayoría absoluta, el pasado verano. Entonces nadie (entiéndase partidos de la oposición) dio un paso al frente. Las dos edilas salientes explicaron en su momento que no apoyarían una moción de censura (ayer la concejala del PSC lo recordó en su turno de intervención: «con Natalia Sanz siempre decíamos que nunca daríamos apoyo a una moción para que AA estuviera en el gobierno. No sé que ha pasado ni me importa») y el partido mayoritario en la oposición (Alternativa Altafulla) también había aceptado su papel tras perder el gobierno de las legislaturas anteriores.

Sin embargo, Castellarnau argumentó el cambio de postura en los últimos tiempos y el sondeo con el resto de fuerzas para que la moción prosperara. «La falta de acción de gobierno, las múltiples actuaciones incompletas y la actitud del alcalde han motivado la moción. Si no ejercíamos esta opción la ciudadanía no nos lo hubiera perdonado», explicó.

«El nuevo ejecutivo aprovecha una desgracia por motivos políticos»

Jordi Molinera. EINA-ERC

La sala de plenos se llenó hasta rebosar. Unas 50 personas en la sala, algunos de pie, y otros tantos en las puertas porque no cabían siguieron con expectación un pleno que se televisó en directo en TAC 12. Diez minutos antes de la hora, entró la futura alcaldesa acompañada del resto de concejales de la oposición. A falta de un minuto para el mediodía entró el gobierno con el alcalde Jordi Molinera cerrando la fila.

A las 12 en punto, la secretaria de la corporación cogió el micrófono y abrió la sesión plenaria extraordinaria. Primero se constituyó la mesa y luego se leyeron los motivos de la moción y los artículos legislativos que la secundan. Fueron los prolegómenos de los parlamentos, empezando por la candidata a la Alcaldía, Montse Castellarnau

Castellarnau intentó convencer al auditorio que la moción de censura no era una pataleta justificada solo por la pérdida de arena de la playa y la caída de la terraza de Cal Vitali, un restaurante a primera línea de mar, que el sábado de Sant Jordi tuvo este percance dentro de los 42 días de temporal que ha sufrido la localidad.

Empezó la candidata que era un día histórico y que la moción era «un acto democrático y legal porque el gobierno ha perdido apoyo político». Castellarnau apuntó que la playa es una gran parte del motor económico de la localidad y que el 80% de la actividad laboral en la localidad se centra en el turismo y éste viene atraído por la playa. Por ello defendió que la gestión de recuperar cuanto antes la arena y los turistas se hizo de forma incorrecta por el gobierno de EINA-ERC y fue una parte de las razones de proponer el cambio.

«El gobierno de EINA incumplió el pacto porque se actuaba en la playa sin afectar a la economía y no ha sido así»

Natalia Sanz. ARA Altafulla

«Estamos para cumplir las promesas y escuchar a la gente. Y muchas de las que han hecho no se han cumplido», dijo en su discurso. Se habló del Casal La Violeta, de la gente mayor y su centro de día, de la limpieza y ruidos en la recogida de la basura y otros problemas que al entender de los firmantes de la moción son hechos que deben solucionarse con un plan de choque en estos 12 últimos meses de legislatura.

La respuesta del alcalde saliente, Jordi Molinera, venía limitada por espacio de 6 minutos, un tiempo que se ‘comió’ mucho antes de terminar todo lo que quería decía. Solo apuntó en una ocasión la palabra «mentira», el complemento que ha ido acompañado de «moción de censura» desde que se presentó el 26 de abril. Ni Molinera miró a Castellarnau ni ésta a su predecesor. Cada uno intentó concentrarse en otro punto de la sala aunque fue complicado por la cercanía física de ambos.

Molinera empezó su parlamento deseando suerte a su relevo y anunciando que los 12 meses que quedan no serán de acoso y derribo, ni tan solo de desacreditar al nuevo equipo. Sí sacó todo el arsenal de méritos acumulados en los tres años de gobierno y dejó caer en más de una ocasión que todo lo que se vaya terminando o activando en este tramo final es gracias al trabajo previo realizado en los tres años anteriores.

El alcalde saliente admitió en su discurso que se había intentado hasta el último segundo neutralizar la moción y todas las miradas fueron a parar a la misma concejala, Natalia Sanz, representante de ARA Altafulla.

Los secundarios, protagonistas

Sanz al igual que el resto de concejales llevaban o bien notas o el discurso entero escrito. Y se notó cuando las lecturas tenían pausas inesperadas ya fuera por los nervios del momento o por otros motivos.

Empezó hablando de los incumplimientos de pactos de 2019 y recordando que el plan de sostenibilidad de la playa no debía afectar al motor económico de Altafulla. Como sí ha salido perjudicado, el plan para conservar la playa no era válido. Natalia Sanz dijo de sus exsocios de gobierno que la habían menospreciado y habían actuado con soberbia y de «querer guardárselo todo para el último año».

«No han captado el malestar del pueblo y del sector económico. La responsabilidad les iba grande»

Hèctor López-Bofill. Junts per Altafulla

La siguiente en hablar fue Inma Morales, del PSC. Recordó que a pesar de marcharse del gobierno y mostrar discrepancias con ERC no eran suficientes motivos para presentar una moción de censura a 12 meses de terminar la legislatura. Recordó que ella se ha mantenido firme en la decisión de no apoyar ninguna y que Natalia Sanz debería haber hecho lo mismo. De hecho, la concejala socialista explicó que no hubo moción de censura antes porque tanto Sanz como ella no eran partidarias de llevarla a cabo. Morales terminó recordando que «os ha venido bien el desastre de Voramar (restaurante) porque había muchas ganas de poder y silla».

Hèctor López-Bofill, de Junts per Altafulla, fue uno de los concejales más polémicos y abucheado y aplaudido por el público en su turno de palabra. Atacó sin parar al gobierno de ERC por no asumir sus responsabilidades. Recriminó la gestión de la playa y añadió que el abucheo y lanzamiento de huevos que sufrió el equipo de gobierno en el último pleno, el día antes de presentar la moción, reflejaban la opinión del municipio a su gobierno local. «¿No han captado el malestar del pueblo y delsector productivo? La responsabilidad les iba grande».

Tras sus palabras, empezó el turno de la votación. El concejal no adscrito Xavier Rofas no tenía derecho a intervenir, puesto que no es portavoz de ningún partido. La votación quiso que hubiera un empate hasta que la presidenta de la mesa, Marisa Méndez-Vigo, emitió su voto. Con el desempate se validaba la moción de censura y el cambio de gobierno. Los aplausos de los ediles firmantes no fueron unánimes. Natalia Sanz no lo hizo y posiblemente la moción haya cruzado el límite político para entrar en el personal y que esta decisión haya deteriorado amistades de toda la vida.

«La situación del municipio no es tan grave como para presentar una moción de censura»

Inma Morales. PSC

Con la entrega de la vara, Castellarnau habló de nuevo empezando por un triple gracias. Realizó un discurso feminista y destacó a tres mujeres: Amparo Araque la primera concejala de la corporación en 1979 a su madre y a su hija Jana. Las lágrimas en la segunda fila reflejaban la emoción de la joven que luego se fundiría en un abrazo con la madre alcaldesa.

La secretaria dio por finalizado el pleno y la sala se desalojó de forma gradual. Altafulla empieza una etapa con un gobierno de choque. De los siete concejales, dos no tendrán cartera. Natalia Sanz por iniciativa propia y Xavier Rofas porque la ley se lo impide.

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