Todo se aceleró en una tarde desapacible de Sant Jordi, cuando el oleaje persistente como una gota malaya lograba debilitar la arena que sustentaba la terraza de un restaurante en primera línea. Y la estructura se vino abajo al perder sus cimientos de barro.
Más allá de discutir de la idoniedad de una terraza sin cimientos sólidos (en una zona que ya no debería estar operativa), lo cierto es que los daños en Cal Vitali han servido de justificación para una gran parte de la oposición política de Altafulla que unificará fuerzas y ha presentado una moción de censura, que se votará dentro de diez días.
Más allá del derecho político a proponer un cambio de gobierno en cualquier momento de la legislatura, sorprende que sea por un motivo medioambiental el que incentive la moción, aunque los argumentos que acompañan al oleaje sean la inacción política para frentar los temporales.
Alternativa Altafulla publicaba en su revista esta semana que «un gobierno no puede parar ni las mareas ni el cambio climático», pero «sí puede trabajar para tener alternativas y reducir los efectos mientras sea posible». El principal partido de la oposición acusa al actual gobierno EINA-ERC (en minoría desde verano) que está «dormido» y no reacciona al temporal. Así, el derrumbe de la terraza ha sido la gota que colma el vaso para echar a los republicanos de la Alcaldía a falta de un año de terminar la legislatura.
La moción se filtró el lunes y se presentó el martes. La inacción del gobierno ante la regresión de las playas, el enfado de los empresarios turísticos ante la ausencia de arena en Semana Santa... Solo faltaba el derrumbe de la terraza para justificar que la política local contra los temporales era insuficiente.
Salvo el PSC, que ha querido mantenerse al margen, el resto de partidos –Alternativa Altafulla, Junts per Altafulla, ARA altafulla y el concejal no adscrito Xavier Rofas– firmaron y presentaron su candidatura para relevar al actual gobierno con siete puntos en su hoja de ruta, el principal de ellos un plan de choque para recuperar la playa. La pregunta es cómo se recupera una playa que lleva mes y medio aguantando un oleaje más o menos agresivo.
Según el Servicio de Costas del Estado, la solución pasa a corto plazo por una reposición de arena cuando termine la época de los temporales (a finales de mayo) y por otra, elaborando un estudio actualizado de las corrientes y de los cambios registrados en los últimos años entre Torredembarra y Tarragona.
El actual gobierno de Altafulla ha explicado cada vez que se le ha atacado por la supuesta inacción en la gestión del temporal que «se ha trabajado en esta legislatura con expertos para estudiar el comportamiento del mar y litoral y plantear estrategias para actuar de forma coherente».
Y este pasado viernes, en un intento de mostrarse más unidos que nunca, los republicanos altafullenses se rodearon de amigos, simpatizantes e incluso alcaldes vecinos para mostrar resistencia ante la última ola que se espera para el día 10. «No se puede hacer uso de una desgracia climática para lograr un beneficio político», argumentó el alcalde, Jordi Molinera, en su intervención.
