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Érase una vez un pescador con una bonita tradición

Mantener viva la tradición pesquera de la calada de mallas. Salou llevó a cabo ayer varios actos para poner en valor la antigua técnica artesanal de ‘Tirar l’Art’

16 julio 2022 18:01 | Actualizado a 17 julio 2022 10:28
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Tradiciones hay muchas, pero los avances tecnológicos, la sociedad e incluso la propia comodidad se las lleva por delante y las borra, literalmente, del mapa. Es como cuando escribimos o dibujamos algo en la orilla del mar aferrándonos a la idea de que eso será eterno y las olas acaban desvaneciendo esa ilusión. Pues allí, en la orilla del mar, se desvaneció la tradición pesquera salouense de la calada de mallas, el antiguo arte de pesca de ‘Tirar l’Art’ que ahora solo permanece en la memoria de los que la vivieron en su infancia.

Es por eso que durante toda la jornada de ayer Salou llevó a cabo varias actividades dirigidas a poner en valor esta bonita técnica artesanal que consiste en calar las redes desde una barca para después estirarse, con tracción humana, desde la playa. La barca calaba las redes frente a la playa y las devolvía a tierra con unas cuerdas que los pescadores se anudaban a cada pierna. Así, arrastraban las redes y éstas atrapaban todos los peces que se encontraban por el camino.

«Hoy en día hacer esto está prohibido». Este, entre otros, es uno de los motivos que explica Enric Gaseni, uno de los dos hermanos de la única familia de pescadores que quedan en Salou, por el que el ‘Tirar l’Art’ ha desaparecido. Pero esta tradición se mantiene con una gran viveza en el corazón de Gaseni quien explica, porque así se lo han transmitido en el seno familiar, como «sobretodo en los años 50 y 60, los restauradores usaban esta técnica en petit comité y cocinaban los peces para comérselos al momento mientras charlaban tranquilamente en la orilla del mar».

Transmitir pasión a los niños

Gaseni no solo explicó estas pequeñas anécdotas al Diari, sino que también lo hizo rodeado de una veintena de niños y niñas que lo escuchaban boquiabiertos imaginándose mil y una historias de un grupo de amigos sentados alrededor de hoguera encendida junto a la brisa del mar.

Y es que llenar la mente de los más pequeños de historias increíbles es la mejor manera de hacer que lo que está a punto de morir reviva con una pasión que solo su imaginación puede alcanzar. A hacer esto posible contribuyó también la narradora Silvia Palazón con la lectura e interpretación de la leyenda siciliana ‘Cola de pez’: Nicola era un niño al que le encantaba el agua, tanto que su madre le lanzó una maldición: «¡Ojalá fueras un pez!», clamó. Y, voilá, los pies de Nicola se convirtieron en una magnífica cola de pez. Según la leyenda, el rey de Sicilia arrojó su corona en las profundidades del Mediterráneo y le prometió a Nicola que ocuparía el trono si conseguía recuperarla. Cómo no... ¡Lo hizo!

Esta es una versión de la historia. La otra no tiene nada que ver: Cuenta la leyenda que en una de sus inmersiones en el mar, Nicola -Cola de Pez- se percató de que Sicilia estaba sostenida por tres enormes columnas, pero una de ellas estaba agrietada. Cola de Pez decidió quedarse eternamente en el agua sosteniendo esa columna para evitar el derrumbe de la isla. Una leyenda cuya historia se ha mantenido viva hasta el día de hoy. Maravillas de las tradiciones...

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